Obertura Coriolano, Op. 62

Ludwig van Beethoven

Obertura Coriolano, Op. 62

Allá por el siglo V antes de Cristo quedaron registradas las aventuras y desventuras de un caballero romano de noble cuna llamado Cayo Marcio Coriolano. Respecto a su nombre, se dice que se le conoció así por el valor mostrado contra el ejército de los volscios durante el sitio de Corioli (493 a.C.), aunque esto no es del todo seguro. De hecho, hay quienes afirman que la supuesta victoria de Coriolano en Corioli fue inventada precisamente para justificar fantasiosamente su apellido. Hacia el año de 491 a.C. se desató una severa hambruna en Roma, que fue paliada parcialmente con grano obtenido de Sicilia. Sin embargo, Coriolano propuso que el pueblo no recibiera el grano sino hasta que consintiera en abolir el oficio de tribuno. Por ello, y por sus propias egoístas razones, los tribunos de Roma exilaron a Coriolano. Ya en el exilio, el héroe se alió con sus antiguos enemigos, los volscios, quienes estaban en lucha perpetua contra Roma. Respecto a este punto, algunos historiadores suspicaces han hecho notar que la alianza de Coriolano con sus antiguos enemigos es muy similar a un capítulo de la historia de Temístocles. Al mando del ejército volscio, Coriolano sitió Roma y la puso en serios aprietos, desistiendo de su campaña ante las súplicas de su madre, Veturia, y su esposa, Volumnia. Después de estas y otras aventuras, Coriolano murió entre los volscios.

Esta interesante historia, que por sus perfiles se antoja ideal para ser llevada a la escena o a la pantalla, tiene un pequeño defecto: que no es del todo cierta, ya que los historiadores tienden a estar de acuerdo en que Coriolano es una figura de leyenda y no un personaje real. Al menos, su ficticia biografía ha permitido a los estudiosos el confirmar que en efecto, hacia el siglo V a.C., Roma sufrió una hambruna y un ataque de los volscios, sus eternos enemigos.

La figura de Coriolano inspiró a varios creadores que transformaron su historia en diversos productos escénicos. Entre ellos, Shakespeare, quien en su tragedia Coriolano nos ofrece una continuidad narrativa muy apegada a lo descrito al inicio de este texto. En la tragedia de Shakespeare, es la madre de Coriolano quien se llama Volumnia, mientras que su esposa lleva el nombre de Virgilia. Al final de la obra de Shakespeare, Coriolano muere a manos de los esbirros de Tulio Aufidio, general de los volscios al que se ha aliado. Ahora bien, a pesar de lo que pudiera pensarse, no fue para el Coriolano de Shakespeare que Beethoven compuso su conocida obertura, sino para el Coriolano de Collin.

Como dramaturgo, Heinrich Joseph von Collin (1771-1811) dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la creación de tragedias en estilo clásico, tomando como modelos a los franceses y a Shakespeare. Si bien sus piezas teatrales hoy son consideradas como mediocres, se dice que en su tiempo Collin fue famoso por sus poesías históricas y de contenido patriótico. Entre otros textos teatrales, Collin escribió obras como Régulo, Coriolano, Polixena, Balboa y Bianca della Porta. Sus compatriotas debieron tenerle algún aprecio, ya que Heinrich Joseph von Collin tiene su propio monumento en la iglesia de San Carlos Borromeo en Viena.

Beethoven compuso la obertura para el Coriolano de Collin en 1807, utilizando el oscuro do menor como tonalidad básica de la pieza, sin duda con la intención de enfatizar los rasgos trágicos del legendario héroe romano. La obertura fue estrenada en marzo de 1807 en un concierto en el que también se interpretaron la Cuarta sinfonía y el Cuarto concierto para piano de Beethoven. Este concierto tuvo lugar en la casa del príncipe Lobkowitz, quien fue el dedicatario de algunas obras de Beethoven, como las sinfonías Nos. 3, 5 y 6, los seis cuartetos del Op. 18 y el cuarteto Op. 74. La partitura de la obertura Coriolano está dedicada a Collin.

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