Concierto para orquesta
Entrada
Capricho nocturno y Arioso
Passacaglia, Toccata y Coral
Pocos melómanos saben que además de sus estudios formales de música, Witold Lutoslawski tomó varios cursos de matemáticas avanzadas en la Universidad de Varsovia. Ahora bien, contra lo que pudiera suponerse, esta afición suya por las matemáticas no derivó en fórmulas sonoras ni en complejas numerologías musicales.
Si menciono aquí este hecho es porque parece evidente que el estudio de las matemáticas le dio a Lutoslawski una claridad, una lógica, un sentido de las proporciones y un rigor poco comunes, cualidades que son evidentes en prácticamente todas sus obras, independientemente del período creativo al que pertenezcan. Desde sus obras más tempranas, Lutoslawski abordó de una manera muy personal el uso de materiales folklóricos y populares, presentándolos bajo conceptos armónicos plenamente individuales; el desarrollo de la armonía a lo largo de los años es claramente uno de los aspectos más interesantes de su música. Quienes han estudiado y catalogado la producción de este gran músico polaco afirman que varias de las obras más importantes de su primer período creativo se caracterizan por una visión muy personal del trabajo con esos materiales folklóricos; tal es el caso de partituras suyas como la Pequeña suite (1951), el Tríptico silesiano (1951), los Preludios de danza (1955) y el Concierto para orquesta.
Sin duda, el gran compositor húngaro Bela Bartók (1881-1945) fue el ejemplo a seguir cuando Lutoslawski abordó la creación de su Concierto para orquesta; Bartók había escrito el suyo, espléndido y poderoso, entre 1942 y 1943, revisando la partitura en 1945. Lutoslawski inició la composición de su Concierto para orquesta en 1950, en respuesta a un encargo del director Witold Rowicki, quien le solicitó la obra para la Filarmónica Nacional de Varsovia; la obra no sería concluida sino hasta 1954. Algunos de los temas utilizados por Lutoslawski en la obra provienen de canciones folklóricas de la región de Varsovia, transformadas de manera análoga al trabajo realizado por Bartók con este tipo de materiales. Es posible detectar, también, la influencia de compositores como Paul Hindemith (1895-1963) e Igor Stravinski (1882-1971). Además de un interesante plan estructural, Lutoslawski propone en esta partitura un riguroso plan armónico en el que su peculiar concepto de la tonalidad progresa a través de intervalos de tercera.
El primer movimiento del Concierto para orquesta de Lutoslawski se inicia en un ambiente robusto y oscuro, marcado por el insistente pulso del timbal. Desde las figuraciones en las cuerdas que aparecen luego del inicio, se aprecia ya la influencia de Bartók en esta obra. Lutoslawski procede, al menos parcialmente, por secciones bien definidas a lo largo del movimiento; episodios agitados y tranquilos se alternan, siempre caracterizados por una sabia orquestación. Más tarde, el pulso inicial del timbal es retomado por el glockenspiel, igualmente insistente; contra este pulso, el compositor propone figuras ondulantes en las cuerdas y los alientos-madera, como apariciones fragmentarias. El segundo movimiento se inicia como un presto o un scherzo, fantástico y alucinante. Un episodio más pesado es presentado por sonoras fanfarrias en los metales. Vuelve la expresión vivaz del inicio, pero con materiales diversos y una instrumentación diferente.
En el movimiento final de su Concierto para orquesta, que es más extenso y complejo que los dos anteriores, Lutoslawski sienta las bases de la passacaglia en el registro más oscuro de la orquesta, al que el piano añade un rico toque de color. El proceso de variación continua generado por la passacaglia se abre paulatinamente hacia otros registros y hacia todas las secciones de la orquesta, y el compositor propone episodios con una atractiva acentuación rítmica, así como inteligentes combinaciones instrumentales. Los violines retoman, a su manera, el material inicial del movimiento, y dan paso a la toccata, enérgica, brillante y marcada por el buen uso de los metales. Hay un par de premoniciones del coral final, primero en las maderas, luego en los metales, finalmente en las cuerdas, a través de un discurso sonoro seccional. Viene un episodio de gran actividad en la orquesta entera, en el cual pueden detectarse, quizá, fugaces referencias a materiales folklóricos.
Un sonoro coral en los metales prepara el paso hacia una coda intensa y poderosa. Bien podría decirse que con el Concierto para orquesta Lutoslawski cerró una etapa importante en el desarrollo de su lenguaje musical personal. Decía el compositor:
Creo que mis posibilidades de utilizar temas folklóricos se han agotado en esta partitura.
A partir de este punto, Lutoslawski tomaría otros caminos y desarrollaría otras formas de concebir y realizar la música, para convertirse en uno de los compositores más destacados del siglo XX. Su Concierto para orquesta fue estrenado en Varsovia el 26 de noviembre de 1954 por la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia dirigida por Witold Rowicki, a quien está dedicada la partitura.