La muerte y la doncella, D.810 (Transcripción de Gustav Mahler)
Allegro
Andante con moto
Scherzo: Allegro molto
Presto
A fines de 1816 Franz Schubert se instaló en una habitación que le fue cedida por la madre de su querido amigo Franz von Schober. Al año siguiente, el compositor dedicó la mayor parte de sus esfuerzos musicales a la creación de sonatas para piano. Fue también en 1817 que Schubert conoció al barítono Johann Michael Vogl, quien utilizó muchas de las canciones del compositor como vehículo para revivir una carrera que estaba ya en decadencia. Entre las composiciones importantes de 1817 destaca una de las canciones más famosas de Schubert, escrita en febrero de ese año: Der Tod un das Mädchen (La muerte y la doncella), que lleva el número 531 en el catálogo de obras de Schubert compilado por Otto Deutsch. La muerte y la doncella fue escrita por Schubert sobre un texto de Matthias Claudius, y muy pronto se convirtió en una de las canciones más populares del compositor. Del mismo período que La muerte y la doncella data otra canción importante de Schubert, Die Forelle (La trucha, D. 550). Además de su valor intrínseco y original como canciones, estas dos obras comparten el hecho de que, años más tarde, Schubert las utilizó como base para la creación de dos de sus más significativas obras de música de cámara: el Quinteto para piano y cuerdas La trucha, D. 667, compuesto en 1819, y el Cuarteto de cuerdas La muerte y la doncella, D, 810, que data del mes de marzo de 1824. (Durante mucho tiempo, se manejó erróneamente el año de 1826 como fecha de creación del cuarteto, debido a un error de Franz Lachner, quien citó el 28 de enero de 1826, fecha del estreno del cuarteto, como la fecha de composición.)
Después de tres años de dedicar su talento a la creación de numerosas obras en otros géneros, Schubert decidió volver a los terrenos de la música de cámara en 1824. Al respecto de su trabajo durante este año, su amigo Moritz von Schwind escribió lo siguiente en una carta a Schober:
Schubert está pasando ahora por un período de ayuno y confinamiento. Se le ve mucho mejor; está brillante, cómicamente hambriento, y escribe cuartetos e innumerables danzas y variaciones alemanas.
Esta observación de Schwind puede complementarse con el dato de que el catálogo de Schubert contiene un número significativo de obras para cuarteto de cuerdas; son cerca de 15 cuartetos completos, media docena de cuartetos fragmentarios y al menos dos cuartetos cuyas partituras se perdieron, además de algunas obras que, si bien fueron concebidas para dos violines, viola y violoncello, no son estrictamente cuartetos de cuerda en el sentido estructural del término. Así, en la época a la que se refiere Schwind en su carta, Schubert escribió dos de sus cuartetos de cuerda más notables: el Cuarteto en la menor D. 804, y el Cuarteto en re menor La muerte y la doncella, D. 810. La relación entre la canción original y el cuarteto de cuerdas se encuentra en el extenso segundo movimiento del cuarteto, andante con moto, que fue construido por Schubert como una serie de variaciones sobre su canción La muerte y la doncella. Es importante señalar, sin embargo, que Schubert dejó a un lado el material temático de la primera parte de la canción, que describe el miedo de la doncella ante la muerte, y en cambio utilizó solamente el contemplativo canto a la muerte que configura la parte final del lied. Específicamente, Schubert empleó el material melódico que acompaña esta parte del texto original de Matthias Claudius:
Dame tu mano, amada y tierna criatura
Soy un amigo y no vengo a castigarte
¡Alégrate, que no soy fiera!
Dormirás dulcemente en mis brazos
De interés particular en la transición que hizo Schubert entre la canción y el cuarteto es el hecho de que en ambas obras utilizó la misma tonalidad, re menor.
Además de su existencia como canción y como cuarteto de cuerdas, La muerte y la doncella es conocida en una tercera versión, que es la transcripción del cuarteto hecha por Gustav Mahler (1860-1911) para orquesta de cuerdas. Esta transcripción, junto con otros arreglos, ediciones, orquestaciones y transcripciones que hizo de obras de Bach, Mozart, Weber, Schumann, Schubert y Bruckner, muestra a Mahler como un músico siempre estudioso y atento a la música de sus colegas de todos los tiempos.