Rodríguez, Marcela - Concierto para clarinete y orquesta (estreno mundial)

Marcela Rodríguez (1951)

Concierto para clarinete y orquesta (estreno mundial)

I
II
III

En octubre de 2025, el clarinetista mexicano Fernando Domínguez estrena en la Sala Ollin Yoliztli, con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, el recientemente concluido Concierto para clarinete de Marcela Rodríguez. Este hecho tiene para Domínguez un doble significado. Por un lado, lo remite al hecho de que la primera vez que tocó en público, a sus nueve años de edad, fue precisamente en ese escenario. Por el otro, esta ejecución de estreno representa su primera actuación como solista con la OFCM. Unas semanas antes del estreno, tengo un coloquio con el clarinetista, en el que escucho datos importantes sobre la obra; he aquí lo esencial.
Poco antes de la infame pandemia, Marcela Rodríguez y Fernando Domínguez trabajaron la esencia de un concierto para clarinete. Juntos, revisaron, modificaron, editaron, pero la terminación de la obra quedó en suspenso cuando el virus asoló el planeta. Post-pandemia, el clarinetista retomó la idea de que la obra fuera terminada, en parte por un interés particular suyo por trabajar con compositoras y compositores de la generación de Marcela Rodríguez, y en parte debido a un antecedente específico: la compositora había escrito antes la obra titulada Damma para Duplum Duo, un pequeño ensamble formado por Domínguez y el percusionista Iván Manzanilla. Cuando reiniciaron el trabajo en el concierto, Marcela Rodríguez había tomado ya dos decisiones importantes: que el concierto sería en tres movimientos, y que mientras los dos exteriores serían para clarinete en si bemol, el movimiento central estaría escrito para clarinete bajo. Dice, específicamente, Fernando Domínguez:

El primer movimiento está lleno de energía y fuerza, que no paran hasta el final. En el segundo movimiento cambia totalmente el estado de ánimo. Detecto en la partitura algunos elementos propios del lenguaje de Marcela: el uso de trinos, de figuras veloces, de notas articuladas, así como el uso de ciertas escalas y armonías modales. Hay también momentos de calma seguidos de momentos muy explosivos y de mucha actividad, es decir, grandes contrastes que generan fuertes impactos tanto en la música misma como en el oyente. El tercer movimiento, yo diría, es el más experimental de los tres. A la mitad del movimiento hay un trío (así lo llamó ella) donde toco solamente con el piccolo y el violín concertino; es una sección muy demandante desde el punto de vista rítmico, con figuras muy veloces en las que hay que tocar con muchísima precisión. Poco después de este trío hay una cadenza que Marcela escribió, pero que yo voy a desarrollar a partir de los elementos que ella propone. En la nueva versión del concierto hay algunos vestigios, algunas ideas fundamentales de aquel primer intento de Marcela, pero es básicamente una obra distinta.

Ahora, este antecedente importante de la obra en cuestión: hay en el catálogo de Marcela Rodríguez un número apreciable (y variado) de obras concertantes: dos conciertos para piano y sendos conciertos para flauta dulce, para violoncello, para percusiones, y para guitarra, que fue su instrumento en los inicios de su carrera. En otro breve diálogo, la compositora confirma, comenta y complementa lo dicho por el intérprete. La voz de Marcela Rodríguez:

Este concierto me lo había pedido Fernando hace mucho tiempo; y vaya que nos tardamos, pero finalmente lo logramos. El trabajo con él fue muy sencillo porque Fernando es muy buen clarinetista, es excelente y me ayudó mucho; siempre es bueno trabajar con el instrumentista. Yo iba escribiendo justo lo que quería escribir, porque siempre es más fácil quitar después que restringirse desde el principio. Compuse con toda mi fantasía, y Fernando no cambió prácticamente nada. Aunque me es más fácil escribir para las cuerdas, mis trabajos para orquesta me han dado experiencia con los alientos, así que ya tengo cierta familiaridad con lo que se puede y lo que no se puede. Fernando me sugirió algunos detalles de articulación que me ayudaron muchísimo. También le puse una cadenza para que él también tenga algo de creatividad, que haga su parte. Utilicé un par de técnicas extendidas en los clarinetes solistas, pero son las usuales de nuestro tiempo. En general mi Concierto para clarinete es una pieza muy rítmica, sobre todo en los movimientos primero y tercero, mientras que el segundo, para clarinete bajo, es más contemplativo; es una estructura muy clásica.

Mientras aguarda el estreno de esta obra suya, Marcela Rodríguez redacta un Concierto para dos violines que le ha sido encargado por Silvia Santamaría y Jenny Guerra, así como una obra para flauta dulce y orquesta de cámara con dedicatoria al flautista Horacio Franco.
El Concierto para clarinete de Marcela Rodríguez se estrena el 4 de octubre de 2025 con Fernando Domínguez (a quien la partitura está dedicada) como solista y Julia Cruz al frente de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.

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