Solistas OFCM: Cmet / Sliwinski / Vizcayno
Esta página documenta un concierto pasado.

Sábado 21 de junio, 18 horas
Domingo 22 de junio, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas
SOLISTAS OFCM
LAURA CMET, directora
PAWEL SLIWINSKI, violín
FERNANDO VIZCAYNO, violín
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) Concertone en do mayor para dos violines y orquesta en do mayor, K 190
Concertone en do mayor para dos violines y orquesta en do mayor, K 190
Cuando hay dudas severas sobre la identidad o esencia de alguna obra de Wolfgang Amadeus Mozart, el recurso inmediato es acudir al muy completo Compendio Mozart editado por el destacado musicólogo H. C. Robbins Landon. En el apartado dedicado a los conciertos de Mozart, compilado por Robert Levin, se lee lo siguiente:
Concertone en do mayor para dos violines, con oboe y violoncello. Salzburgo, mayo 7, 1774. (Autógrafo). Allegro spiritoso; Andantino grazioso; Tempo di Menuetto (Vivace). 2 oboes [fagot ad libitum], 2 cornos, 2 trompetas, cuerdas. Anteriormente, una fecha confusa en el autógrafo se leía erróneamente como “3 de mayo 1773”. Leopold Mozart utiliza el inusual título de “Concertone” en referencia a obras de Mysliveček. Como la sinfonía concertante, su forma es indistinguible de la de un concierto. Además de 2 violines solistas, hay pasajes solistas ocasionales en el K. 190 (por ejemplo, en la cadenza del segundo movimiento) para oboe y violoncello. Nada se sabe sobre la composición, o la ejecución de la obra en vida de Mozart, aunque se sabe que se llevó la obra consigo en el viaje Mannheim-París de 1777-8.
Una vez leído y citado lo anterior, es hora de dar paso a comentarios, observaciones y especulaciones de todo tipo:
1.- Ninguno de los textos de referencia musical que he consultado contiene una entrada individual para el término concertone.
2.- ¿A qué se habrá debido la superposición de fechas en el manuscrito autógrafo?
3.- Otras fuentes señalan el 31 de mayo de 1774 como fecha de terminación de la obra.
4.- Casi sin excepción, en las obras orquestales de Mozart (y muchos de sus contemporáneos) la presencia de dos trompetas implica automáticamente la de los timbales. En el Concertone K. 190 están ausentes, lo que implica que, en vez de las sonoridades marciales de costumbre, hay aquí un rico color orquestal que se funde impecablemente con el resto de la orquesta. Las trompetas están designadas en la partitura como trombe lunghe, es decir, trompetas largas.
5.-Josef Mysliveček (1737-1781) fue un compositor checo. Mozart lo conoció y tocaba algunas de sus obras; los musicólogos afirman que la música de Mysliveček ejerció influencia en el estilo y el lenguaje de Mozart. Un oratorio de Mysliveček fue atribuido a Mozart; hay grandes semejanzas entre dos conciertos para violín de estos compositores; un aria de Mozart es prácticamente una reescritura de otra de Mysliveček; en 1773, Mysliveček compuso la ópera La clemencia de Tito, sobre el mismo texto de Metastasio que Mozart utilizaría (adaptado por Caterino Mazzolà) para su ópera homónima de 1791. No parece haber en el catálogo de Mysliveček ninguna obra designada como concertone.
6.- Se dice que quizá Leopold Mozart designó concertone a esta obra de su hijo para darle jun realce de grandeza frente al concepto del más parco concertino.
7.- El primer oboe tiene una importante participación a lo largo de todo el Concertone K. 190, casi como un tercer solista o un obbligato. De hecho, también se hace presente en la cadenza del primer movimiento. (El tercer movimiento no tiene cadenza).
8.- El primer violoncello también tiene una destacada participación, especialmente en el movimiento central del Concertone.
8.- El viaje de Mozart mencionado por Levin en el párrafo arriba citado fue un extenso periplo iniciado en Salzburgo en septiembre de 1777 y culminado en París en marzo de 1778. Mozart no regresaría a Salzburgo sino hasta marzo de 1779. Tanto a la ida como al regreso, Mozart realizó numerosas escalas y desviaciones, en las que experimentó diversas peripecias tanto personales como profesionales. Fue en este viaje que Mozart perdió a su madre, quien murió en París en julio de 1778.
9.- ¿Quiénes habrán sido los violinistas (y los oboístas) para quienes Mozart compuso su Concertone? En un texto húngaro que circula en la red se menciona a los violinistas Wenzl Sadlo y Joseph Hülber, y a los oboístas (quienes al parecer también tocaban violín y flauta) Franz de Paula Deibl y Christoph Burg, así como al violoncellista J. A. Marschall.
Allegro spiritoso
Andantino grazioso
Tempo di menuetto (Vivace)
Louise Farrenc (1804 - 1875) Sinfonía no. 3 en sol menor, op. 36
Sinfonía no. 3 en sol menor, op. 36
Antes de proceder a la manera tradicional, añadiré el nombre de Louise Farrenc a la inacabable lista de mujeres (compositoras o no) a las que la historia, escrita por hombres, ha condenado a ser conocidas por la posteridad con el apellido de sus no-tan-ilustres maridos. No sólo eso: el curriculum vitae de Jeanne-Louise Dumont (porque así se llamaba) ofrece otras instancias de que está muy talentosa y creativa dama se vio obligada a someterse en más de una ocasión a los designios masculinos. Una de las más notables es la que dice, con distintas palabras, según la fuente: “debido a su matrimonio se vio obligada a interrumpir sus estudios”.
El caso es que Louise Farrenc, como se le conoce, fue una muy buena pianista, muy buena compositora y, además, realizó importantes trabajos de investigación y divulgación. Su árbol genealógico es rico en talento, sobre todo femenino: su familia incluyó a varias pintoras de buen nivel, y su hermano Auguste Dumont fue un escultor muy reconocido. Como alumna del Conservatorio de París, tuvo como su maestro principal a Anton Reicha (1770-1836). Entre aquellos músicos notables que supieron apreciar el talento de Louise Farrenc y la calidad de su música se encuenta Robert Schumann (1810-1856) quien, refiriéndose a unas variaciones de la pianista y compositora parisina afirmó que eran “seguras en su diseño, lógicas en su desarrollo... uno no puede menos que caer bajo su embrujo, sobre todo porque el sutil aroma del romanticismo flota sobre ellas”.
Además de Reicha, quien la entrenó sobre todo en composición y orquestación, Louise Farrenc tuvo entre sus maestros de piano a dos de los mejores de su tiempo: Johann Nepomuk Hummel (1778-1837) e Ignaz Moscheles (1794-1870). Además de las trabas y prejuicios que tuvo que enfrentar como mujer en un universo musical y social de hombres, Farrenc se topó con otra barrera que hizo aún más difícil la divulgación de su música: en su tiempo, la moda musical en París era la ópera, un género que a la compositora nunca le atrajo, de modo que su destacada música orquestal y de cámara tuvo que abrirse paso contra viento y marea. Aun así, le fue otorgado el prestigioso Premio Chartier (en 1861 y 1869) por sus logros en el ámbito de la música de cámara. Así como Schumann había alabado la música para piano de Farrenc, otro gran músico de aquel tiempo, el gran violinista Joseph Joachim (1831-1907), le rindió homenaje de un modo más práctico, accediendo a participar en el estreno de su Noneto Op. 38 para cuerdas y alientos, llevado a cabo en 1850.
Buena pianista, buena compositora y respetada profesora de piano en el Conservatorio de París, Louise Farrenc también destacó en el ámbito de la edición musical. Esta faceta de su actividad profesional está relacionada directamente con su matrimonio, en 1821, con el flautista, editor y académico Aristide Farrenc; algunas de sus primeras obras para piano fueron publicadas precisamente por la editorial fundada por él y después administrada por ambos. Como parte importante de su trabajo editorial, Louise Farrenc dio a conocer una vasta colección de música para piano, en 23 volúmenes, titulada El tesoro de los pianistas.
Muy importantes también son sus tres colecciones de estudios para piano; la primera de ellas, publicada bajo el título de Treinta estudios en todas las tonalidades mayores y menores Op. 26 (1837-1838) formó parte de los materiales académicos en los Conservatorios de Bruselas y París. Louise y Aristide Farrenc tuvieron una hija única, Victorine-Louise Farrenc (1826-1859) quien, entrenada fundamentalmente por su madre, se convirtió en una pianista de excepción, especializada en la música de Johann Sebastian Bach (1685-1750) y Ludwig van Beethoven (1770-1827). En el campo de la música orquestal, Louise Farrenc creó solamente un puñado de obras, dos oberturas y tres sinfonías, además de un par de obras para piano y orquesta, pero también en este rubro demostró una sólida combinación de talento y oficio. Sus tres atractivas sinfonías datan respectivamente de 1842,1845 y 1847, siendo la tercera su última obra orquestal.
La Sinfonía No. 3 de Farrenc se apega con disciplina a los modelos formales de la época, con ciertas libertades. El primer movimiento se inicia con la tradicional introducción lenta, pero en lugar del drama y la solemnidad usuales, es un fragmento lírico y melancólico; además, esta introducción es inusualmente breve, ya que se desarrolla en apenas unos cuantos compases. La gentil canción del segundo movimiento tiene el atractivo inesperado de los acentos en los timbales, así como un par de irrupciones de episodios movidos y fogosos. El Scherzo presenta la tradicional estructura A-B-A con un delicado trío central. El Allegro final es poderoso y dramático, y aquí la compositora hace un interesante uso de las pausas.
La Tercera sinfonía de Louise Farrenc fue estrenada el 22 de abril de 1849 en uno de los programas de temporada de la famosa Sociedad de Conciertos del Conservatorio. Un crítico contemporáneo escribió esto sobre la obra:
No hay músico que no recuerde la sinfonía que Madame Farrenc hizo ejecutar en el Conservatorio, una obra fuerte y enérgica en la que el brillo de las melodías se confronta con la variedad en la armonía.
Como el resto de su música sinfónica, la Sinfonía No. 3 de Louise Farrenc ostenta una gran claridad en la forma, una notable lógica en el desarrollo y una orquestación rica y robusta.
Adagio – Allegro
Adagio cantabile
Scherzo: Vivace
Finale: Allegro
Alberto Ginastera (1916-1983) Danzas del ballet Estancia, Op. 8a
Danzas del ballet Estancia, Op. 8a
El español (o castellano, para decirlo con más propiedad) es, como idioma de toda una cultura, un auténtico elemento unificador entre los pueblos que lo hablan, fundamentalmente España y los países de Hispanoamérica. Sin embargo, unificar no quiere decir uniformar, y dentro de su identidad claramente establecida, el castellano es un idioma con tantas variantes como pueblos lo hablan. Así, el castellano que se habla en Andalucía no es el mismo que se escucha en Chihuahua; el idioma que se usa en Managua no es igual al utilizado en Santiago. De modo más específico, vale decir que el castellano que se habla en México (con sus propias variantes regionales) no es, ni mucho menos, el mismo que se habla en la pampa argentina. Así, lo que allá conocen como choclo, aquí lo conocemos como elote. Si allá dicen facón, acá entendemos puñal; si un gaucho habla de un boliche, sabemos que se refiere a una tienda rural, y cuando ese gaucho se mete a una pulpería, un ranchero mexicano entra a una cantina. Del mismo modo, a lo que en México conocemos como una hacienda, en Argentina le llaman estancia, y es justamente este concepto el que está encerrado en el título y en la música del ballet Estancia, una de las obras más representativas de Alberto Ginastera en el período en el que su música todavía aludía de modo directo a elementos claramente nacionales, distintamente argentinos.
Si bien el lenguaje musical de Ginastera fue evolucionando sólidamente, pasando del nacionalismo abierto al neo-impresionismo, después al serialismo estricto y más tarde a un estilo personal liberado ya de cadenas rigurosas, hay muchas obras suyas, de todas sus épocas, que tienen referencias claramente nacionales. Entre ellas vale la pena citar Panambí, El Fausto criollo, Ollantay, Impresiones de la puna, Pampeanas, Danzas argentinas, Danzas criollas. Y entre todas ellas, la música del ballet Estancia ocupa un lugar muy especial, no sólo por el hecho de ser una de las obras más ricas y evocativas del catálogo de Ginastera, sino también porque en sus imágenes sonoras está representada con singular poder la vasta, enigmática pampa argentina.
En el año de 1941 Ginastera compuso la música para Estancia por encargo de una compañía estadunidense, el American Ballet Caravan. Cuando el compositor puso manos a la obra, tenía en mente diversas escenas rústicas de las pampas, y en su momento, no había otro compositor más calificado para tal empresa. Ginastera terminó la obra puntualmente de acuerdo al encargo, pero el American Ballet Caravan se disolvió en 1942, de modo que el ballet tuvo que esperar un tiempo para ser estrenado. El 12 de mayo de 1943, en el famoso Teatro Colón de Buenos Aires, se tocó la suite del ballet Estancia, y el ballet completo fue estrenado como tal hasta el 19 de agosto de 1952, en el mismo escenario de la capital argentina. Para tener una idea de qué tan cerca está la música del ballet Estancia de la verdadera esencia tradicional de la Argentina, vale la pena leer lo que al respecto escribió Gerard Béhague en su excelente libro sobre la música de América Latina:
Estancia parece ser la más claramente nacionalista de las obras del período 'objetivo' de Ginastera. La inclusión de fragmentos recitados y cantados del poema* Martín Fierro* conecta de inmediato esta obra con las pampas. Además, la climática sección final de la obra, titulada Malambo, se deriva de una vigorosa danza del mismo nombre que siempre se ha identificado con los gauchos, en especial en ciertas competencias llamadas justas. Hoy extinto en la tradición folklórica, el malambo se caracterizaba por un movimiento rápido y constante en octavos de nota, dentro de un ritmo de 6/8.
Como imagen sonora adicional a lo dicho por Béhague, puede acotarse que este Malambo final de la música del ballet Estancia tiene una esencia que lo acerca mucho a las páginas finales de la Sinfonía india (1935) de Carlos Chávez (1899-1978). En ambos finales es claramente identificable la cercanía de los compositores a su tierra natal, no tanto en la cita precisa de referencias folklóricas, sino en la herencia latina y americana plenamente asumida. Esta herencia habría de hacerse evidente, en maneras más sutiles que en Estancia, aún en las obras más avanzadas de Ginastera, como por ejemplo en su espléndida ópera Bomarzo (1967). Diez años antes del estreno de Bomarzo y cinco años después del estreno del ballet Estancia, el escritor y crítico cubano Alejo Carpentier decía, refiriéndose a Ginastera:
Sin hacer alarde de su dominio de los recursos de la técnica actual, y aspirando más bien a que el oyente se olvide de la presencia de un procedimiento determinado, Alberto Ginastera se vale de los medios más sutiles para decir lo que quiere decir, bien con ternura, bien con vigor y energía.
Ese vigor y esa energía son, justamente, las cualidades principales de la suite del ballet Estancia. Al escuchar su brillante final, uno no puede menos que imaginar a Ginastera diciendo, como dijera el inmortal gaucho Martín Fierro:
...y si canto de este modo
por encontrarlo oportuno
no es para mal de ninguno
sino para bien de todos.
Qué cercanas están, en efecto, algunas de las obras de Ginastera del Martín Fierro de José Hernández, espléndido poema en el que a la hacienda se le dice estancia. La mejor música de las pampas, en las notas de uno, en los versos del otro.
Los trabajadores agrícolas
Danza del trigo
Los peones de hacienda
Danza final - Malambo
Laura Cmet

Director(a)
Laura Cmet nació en 1975 en Córdoba, Argentina. Comenzó en la música a los cuatro años de edad tocando el piano y fue alumna de la Escuela de Niños Cantores de Córdoba lo que la llevó a obtener los títulos de Directora de Coro y Profesora de Piano a sus diecisiete años de edad. Luego se recibió de Licenciada en Composición Musical en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y se perfeccionó en la dirección orquestal con diversos maestros tanto en su país como en el extranjero, realizando numerosos cursos de formación en Argentina, París y Estados Unidos. En todos sus estudios obtuvo las máximas calificaciones lo que la llevó a recibir el “Premio Universidad con mención de honor” en el año 1999.
Comenzó a dirigir coros a los 17 años de edad y a sus 22 años ya dirigía coros profesionales en la Escuela de Niños Cantores de Córdoba. Al mismo tiempo comenzó a dirigir orquestas en el Conservatorio Superior de Música “Félix Garzón” de Córdoba y en ese período realizó numerosos conciertos sinfónico-corales. Se abrió paso en la dirección orquestal en una época en la que la figura de la dirección orquestal era mayormente masculina, siendo pionera en su ciudad en la dirección orquestal femenina.
Creó varias orquestas, entre ellas la Orquesta Mark Twain Córdoba que hoy cuenta con más de 240 jóvenes músicos de varios niveles. Realizó numerosos estrenos de obras de compositores cordobeses y argentinos. Es docente universitaria en la cátedra “Instrumentación y Orquestación” de la Universidad Nacional de Córdoba desde hace 20 años impulsando proyectos de extensión y colaboraciones entre compositores e instrumentistas relacionados a la composición de músicas nuevas.
Ha dirigido ensambles, orquesta de cuerdas, orquesta de vientos, banda y orquesta sinfónica.
Ha sido Subdirectora de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Córdoba por más de 8 años; directora de la Orquesta de Cuerdas del Conservatorio Félix Garzón por 12 años; directora de la Orquesta de Vientos del Conservatorio Félix Garzón por 10 años y ha realizado conciertos como directora invitada en Argentina, Chile, Brasil, México y Estados Unidos; dirigiendo en numerosas ocasiones a la Orquesta Sinfónica de la UNC, Orquesta Académica Juvenil del Teatro Libertador San Martín, Banda Sinfónica de la Provincia de Córdoba, Orquesta de Cuerdas Municipal de Córdoba, Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, Buenos Aires, Argentina. Orquesta del Municipal de Santiago, Chile; Orquesta Festival Academia Internacional de Música Portillo en Chile, Orquesta Filarmónica de Sonora, México; 51° Edición Festival Cervantino, Guanajuato, México; Orquesta Filarmónica de Córdoba en Festival Internacional “Gramado in Concert”, Brasil; The Honor Band Monroe, Monroe High School Wind Ensemble, The Syracuse University Wind Ensemble, New York City, EEUU.
Dentro del vasto repertorio sinfónico que ha dirigido se caracteriza por incluir habitualmente obras de música argentina y latinoamericana, a la vez que obras de compositoras mujeres recientemente descubiertas o puestas en valor. En sus conciertos y espectáculos cumple un papel fundamental la creatividad e interacción con el público, explicando y acercando a la audiencia el contenido de las obras que interpreta.
Es madre de 3 hijos; ha sido distinguida con varios premios en su ciudad por su trayectoria. Es miembro del movimiento Women Conductors que nuclea a directoras de orquesta de todo el mundo y ha sido parte principal del staff organizador del “III Simposio Internacional de Mujeres Directoras de Orquesta” que se realizó virtualmente en 2020 y que nucleó a más de 220 panelistas de 36 países con más de 90.000 visualizaciones en 6 días de ponencias.
Pawel Andrzej Sliwinski

Violín
Nació en Varsovia, Polonia. Inicio su aprendizaje musical en violín a la edad de siete años; continuó sus estudios en el Conservatorio de Música de Varsovia donde obtuvo el Título de Artista de Música Instrumental, con especialidad en violín.
Posteriormente realizo estudios con el maestro Zenon Bakowski (primer concertino de la Filarmónica Nacional de Varsovia) en la Universidad de Música Fryderyk Chopin de Varsovia, allí se graduó y obtuvo su diploma con el Titulo de Magister en Artes, ”Violinista”.
Al mismo tiempo, participó en cursos de violín en las ciudades de Lancut (Polonia), Lubeck (Alemania) y curso de música de cámara en Ankara (Turquía).
En el año de 1991 comenzó su carrera profesional como violinista en la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia, realizando conciertos en las más grandes salas del mundo, tales como: Carnegie Hall-Estados Unidos, Berliner Philharmonie, Musikverein-Austria, Royal Albert Hall-Inglaterra, Suntory Hall-Japón, y también en Corea, Austria, Bélgica, Alemania, Francia, Italia y otros.
En el año 1996 fue miembro de la Orquesta Sinfónica del Valle (Cali-Colombia) y Orquesta de Cámara. En trio de cuerdas se presentó en varias ocasiones en las salas de conciertos en Cali y Popayán.
Dos años más tarde se integra a la Orquesta Filarmónica de Medellín, Colombia, para ocupar la plaza de principal de violines segundos y al mismo tiempo entra a la Universidad de Antioquia para impartir la catedra de violín y de música de cámara.
Actualmente trabaja en la Orquesta Filarmónica de La Ciudad de México donde se desempeña como asistente del principal de segundos violines.
Durante su carrera profesional se ha presentado en distintos escenarios bajo la batuta de destacados directores como : Jerzy Semkow, Stanislaw Skrowaczewski, Witold Lutoslawski, Krzysztof Penderecki, Gary Bertini, Sergiu Comissiona, Helmut Rilling, Kurt Masur y acompañando a solistas de la talla de : Jessye Norman, Placido Domingo, Ramon Vargas, Krystian Zimerman, Swiatoslaw Richter, Martha Argerich, Jorge Federico Osorio, Anne-Sophie Mutter, Itzhak Perlman, Pinchas Zuckerman, Shlomo Mintz, Ida Haendel, Yehudi Menuhin, Mischa Maisky.
En México ha actuado en multiples presentaciones con distintas orquestas como Sinfónica de Minería,Orquesta del Festival Mozart-Haydn, Camerata de las Américas, Orquesta de Nuevo Mundo, Stravaganza ,Orquesta de Camara de Morelos, Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato,Orquesta Sinfónica de Michoacán y Orquesta de Cámara del Conservatorio de las Rosas entre otras.
En el campo docente en México, realizó cursos de preparación para los integrantes de la orquesta sinfónica Juvenil Carlos Chávez además de impartir clases particulares con regularidad.
Además de su ardua labor dentro de la música sinfónica, cabe mencionar la actividad en campo de música de cámara con el quinteto “Signos” donde se presentó en la mayoría de los festivales importantes de música en México como son : Festival Cervantino en Guanajuato, Zacatecas, Morelia y Querétaro, entre otros.
Entre las grabaciones que ha realizado destacan las siguientes: ”Especies” para el grupo CIEM y una Opera de Cámara de Marcela Rodríguez “Seneca o todo nos es ajeno” realizado por la UNAM y dirigido por el maestro José Areán.
La última grabación que realizó para Mario Iván Martínez dirigida por el maestro José Luis Castillo contiene las obras de Sergei Prokofiev y Camille Saint Saens ,“Pedro y Lobo” y “El Carnaval de los Animales” .
En el año 2012 fundó el “Quinteto Polaco” con el cual se ha presentado en los festivales de música en La Paz (Baja California Sur),León (Guanajuato) ,Oaxaca y el Distrito Federal ,interpretando obras de compositores Polacos.
Desde el año 2022 hasta actualidad ha sido concertino de la Orquesta Sinfonica Europea con la cual ha presentado más de 100 conciertos en salas más importantes de Alemania,Suiza,Austria ,Dinamarca y Suecia.
Actualmente se desempeña como violinista principal de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
Fernando Velázquez Vizcayno

Violín
Graduado en 2015 por la Hartt School of Music becado por la Universidad de Hartford, bajo la tutela de Anton Miller. Asimismo, fue miembro del programa de elite “Performance 20/20” de música de cámara y concertino de la Hartt Symphony Orchestra. Anteriormente estudió en el Centro Morelense de las Artes con la maestra Yoshiko Ukiike, y en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes con el maestro Cuauhtémoc Rivera.
Ha sido laureado en concursos nacionales e internacionales resaltando el Concurso Nacional de violín "Hermilo Novelo" convocado por la Escuela Nacional de Música de la UNAM en 2003 y 2006, el Concurso Nacional de Música de Cámara "Ollin Yoliztli" 2007, el Primer lugar en el Concurso Internacional de Cuartetos de cuerdas de la Universidad de Nueva York (NYU) 2009 al presentarse con el Cuarteto Ighme. También ha sido ganador del concurso de concierto Paranov 2012 convocado por la Hartt School, y del Concurso Nacional de Cuartetos de Cuerda "Cuarteto Latinoamericano " en 2019 obteniendo el Segundo lugar y en 2021 el Primer lugar junto al Cuarteto Ruvalcaba.
Como solista se ha presentado con la Hartt Symphony Orchestra; Hartford Baroque Orchestra; Orquesta Sinfónica de la Universidad de Hidalgo; Orquesta de Cámara de Morelos; Orquesta de la ESM; y Orquesta del CMA, por mencionar algunas.
Fernando ha participado en festivales y programas de perfeccionamiento destacando el Summit Music Festival, NY; Texas Music Festival; Curso di perfezionamiento musicale Sermonetta, Italia; NYU String Quartet Seminary; Wintergreen Music Festival, Virginia; Three Bridges International Music Festival, Minnesota; Eurochestries, Francia; Festival Viva Vivaldi, Ciudad de México; Festival Paax GNP, Xcart; Festival Internacional Sinfin Armonía, Ecuador; entre otros.
Sus colaboraciones incluyen a agrupaciones de diferentes estilos como: Hartford Symphony Orchestra, Orquesta Filarmónica de la UNAM, TMF Orchestra, Tempus Fugit, Cuarteto Rossini, Oakland Youth Symphony, Quartetto Vivo, The Living Room Players, Waterbury Symphony Orchestra y Orquesta de cámara de Morelos en la cual fue asistente de concertino. Ha tomado clases maestras con: Zoria Shijmursaeva, Kyung Sung Lee, Andrzej Grabiec, Aaron Rosand, Mariana Sirbu, Juan Carlos Rybin, Lucie Robert, Ani Kavafian, Mischa Maisky, Lynn Harrell, Rita Porfiris, Roberto Díaz, Pacifica String Quartet, Brentano Quartet, Cuarteto Artis, y Freiburger Barockorchester.
Actualmente es miembro de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, de la Orquesta Sinfónica de Minería, y primer violín del Cuarteto Ruvalcaba.
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