Eduardo Álvarez: Día de muertos
Dom, 03/Nov/2024 - 12:30 |
Sala Silvestre Revueltas |
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Domingo 3 de noviembre, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas
EDUARDO ÁLVAREZ, director
Jules Massenet (1842 - 1912) Obertura de El Cid
Obertura de El Cid
El Cid no es sólo uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos, sino también una figura mítica indispensable en la cultura, la conciencia y la identidad de España. Luis Guarner, catedrático de literatura y autor de una estupenda edición bilingüe del Cantar de Mío Cid, apunta lo siguiente:
De cuantos mitos aportó el genio de nuestra literatura a la universal, es, sin duda, el del Cid el más trascendente ya que, esta vez, el héroe no es tan sólo un ente de ficción, sino la misma sublimación de nuestra realidad histórica, de la que asciende para convertirse en la figura representativa de todo un pueblo.
Y, ciertamente, el Cantar de Mío Cid es uno de los textos fundamentales de la lengua castellana, la de antes y la de ahora. Porque a eso se refiere el carácter bilingüe de la edición realizada por Luis Guarner: ofrece al lector el texto original en castellano medieval y, a la vez, en una sobria adaptación al castellano moderno. El Cantar de Mío Cid cuenta, en el mejor estilo épico, las aventuras y desventuras de Don Rodrigo Díaz de Vivar, mejor conocido como el Cid Campeador. Reyes, príncipes, nobles, vasallos, damas, guerreros árabes, forman el reparto de este fascinante texto cuya lectura permite comprender por qué la figura del Cid es tan cara al espíritu español: por ser el símbolo de una de las gestas fundamentales de la historia de España, la Reconquista. En el Cid Campeador, todo español ve lo mejor de las heroicas, agotadoras jornadas a través de las cuales España fue rescatada de manos de los árabes y vuelta a manos hispanas. Era de esperarse que una figura de tal relevancia mítica e histórica se convirtiera en inspiración de obras de arte de todo tipo. Los músicos, en particular, abordaron la figura de Don Rodrigo para aproximarse a ella desde diversos puntos de vista. Es preciso recordar en este sentido que en el Cantar de Mío Cid está siempre muy presente la figura de Doña Jimena, su mujer, presencia que ha dado lugar a algunas aproximaciones al tema más románticas que lo estrictamente indispensable. Tal es el caso de la ópera El Cid del compositor francés Jules Massenet. Una vez más, se trata de un compositor francés intentando recrear el mundo español en una obra suya.
La ópera de Massenet está construida en cuatro actos y diez cuadros, sobre un libreto de Adolphe d’Ennery, Louis Gallet y Edouard Blau. A su vez, estos tres caballeros basaron su libreto en el drama titulado El Cid escrito por Pierre Corneille hacia 1637. Es interesante recordar que Corneille escribió esta obra bajo el mecenazgo del notorio cardenal Richelieu y que la puesta en escena de El Cid causó un cierto revuelo, en parte por la novedad de su estructura dramática y en parte porque Corneille exigió una mayor participación en las ganancias generadas por su obra. Incluso, la polémica debió ser aclarada con la publicación de un texto titulado Sentimientos de la academia Francesa sobre El Cid.
En el libreto de d’Ennery, Gallet y Blau se narra la historia de Don Rodrigo quien, para lavar una afrenta en contra de su padre, mata a Don Gormas, padre de su prometida Jimena. Ella pide al rey que castigue a Don Rodrigo y vengue la muerte de su padre, pero como Rodrigo debe partir a luchar contra los moros, el castigo es pospuesto. Rodrigo vuelve victorioso y es aclamado como El Cid. Entonces, el rey debe hacer justicia por la muerte de Don Gormas, y pide a Jimena que ella misma dicte la sentencia. Conmovida, Jimena perdona a Rodrigo; él, sin embargo, tiene aún sentimientos de culpa y trata de quitarse la vida. Jimena lo impide y, al fin, surge el amor entre ellos. El Cid fue estrenada en la Ópera de París el 30 de noviembre de 1885, y desde entonces se ha dicho que Massenet había caído bajo el influjo de Giuseppe Verdi (1813-1901) al escribir esta ópera. El siempre interesante Diccionario Oxford de la Ópera informa que fueron escritas varias otras óperas en las que El Cid es el personaje central. ¿Sus autores? Stuck, Leo, Sacchini, Piccini, Bianchi, Paisiello, Roesler, Farinelli, Aiblinger, Savi, Paccini, Neeb, Cornelius, Boehme. ¿Reconoce usted, lector, a algún compositor español en esta lista? Seguramente no, porque no los hay, y ello no deja de ser extraño. Si se considera quiénes son los compositores enumerados, es claro que todas esas óperas escritas sobre la figura de El Cid son meras curiosidades históricas de mediana calidad y escaso interés. Esto pudo haber cambiado cuando, en 1890, Claude Debussy (1862-1918) abordó la composición de una ópera titulada Rodrigo y Jimena. La obra, por desgracia, quedó inconclusa, de manera que estrictamente no existe todavía una gran ópera sobre Don Rodrigo Díaz de Vivar, Mío Cid.
En cuanto a Massenet, no pudo sustraerse a la añeja costumbre de incluir música de ballet en una ópera, y en El Cid lo hizo a partir de lo que pudieran llamarse piezas características, intentando plasmar en una serie de danzas algunos de los sabores sonoros regionales de España: Castellana, Andaluza, Aragonesa, Navarra, Catalana, Madrileña...
¿Qué tan española resultó finalmente la música francesa que Massenet compuso para El Cid? Tan española, o no, como la creada por Georges Bizet (1838-1875) en Carmen, o la de la rapsodia España de Emmanuel Chabrier (1841-1894), o la de la Rapsodia española de Maurice Ravel (1875-1937), etc. etc. De última hora: Cid es una palabra de origen árabe que quiere decir señor. Es decir, que fueron los mismos árabes, sus acérrimos enemigos, quienes honraron el valor y la gallardía de Don Rodrigo Díaz de Vivar, en un gesto de indudable nobleza.
Sergei Rachmaninoff (1873 - 1943) Capricho Bohemio, op. 12
Capricho Bohemio, op. 12
Si se excluyen sus cuatro conciertos para piano y orquesta, y su Rapsodia sobre un tema de Paganini, la producción de música puramente orquestal de Sergei Rajmaninov (quien escribía para la orquesta tan eficazmente como para el piano), consta de catorce obras, con las siguientes precisiones:
Bosquejos inconclusos de otro concierto para piano, 1889
Manfredo, poema sinfónico perdido, 1890
Suite perdida, 1891
Primer movimiento de una sinfonía, 1891
Bosquejos de una sinfonía, 1897
Con esto, el total de la música puramente orquestal de Rajmaninov queda en nueve obras, que van desde el Scherzo (1887) hasta las Danzas sinfónicas (1940). Entre estos dos extremos cronológicos hay algunas partituras que no por ser poco conocidas carecen de atractivo y, sin duda, al menos una obra maestra indiscutible: La isla de los muertos (1909), soberbio poema sinfónico basado en la pintura homónima de Arnold Böcklin.
En el año 1891 Rajmaninov había presentado exitosamente, con un año de adelanto académico, su examen final de piano en el Conservatorio de Moscú. Al año siguiente, en circunstancias análogas, preparó a conciencia su graduación como compositor. El musicólogo Geoffrey Norris escribe al respecto:
El ejercicio principal habría de ser la ópera en un acto Aleko, basada en el poema de Pushkin Tsïgani (‘Los gitanos’). Por este trabajo Rajmaninov recibió la máxima calificación posible, y se graduó del conservatorio con la Gran Medalla de Oro, que previamente se había concedido sólo a Koreshchenko y Taneyev.
Aunque a primera lectura no lo parezca, todo esto guarda una estrecha relación con el Capricho bohemio de Rajmaninov. Y si en principio esa relación se antoja un tanto oscura, el asunto se aclara al abordar una mala traducción del título original de la obra. Estrictamente, Kaprichchio na tsïgankiye temi quiere decir Capricho sobre temas gitanos, y no Capricho bohemio. La comprensible confusión surge del hecho evidente de que “gitano” y “bohemio” no son sinónimos ni mucho menos. El caso es que el compositor abordó la composición de esta obra poco después de terminar su ya mencionada ópera Aleko, seguramente con la intención de retomar, aprovechar y llevar un poco más allá las sonoridades gitanas que había creado para la obra escénica.
La conexión gitana del Capricho bohemio va más allá de sus referencias a la ópera Aleko. Entre 1890 y 1893 Rajmaninov escribió su primer ciclo de canciones, media docena de ellas, agrupadas en su Op. 4; el ciclo es conocido también como Seis romances. El compositor dedicó la primera de las canciones del Op. 4, titulada Oh no, te ruego, no me abandones, a Anna Alexandrovna Lodyzhenskaya, la esposa gitana de su amigo Piotr Viktorovich Lodyzhensky, a quien está dedicado el Capricho bohemio. Más tarde, en 1895, Rajmaninov habría de dedicar otra obra a la dama gitana, su Sinfonía No. 1. En diversos trazos biográficos del compositor se menciona la posibilidad de que Rajmaninov hubiera estado enamorado de Anna. Se dice que el compositor escribió el Capricho bohemio primero para piano a cuatro manos y en 1894, dos años después de realizar esta versión, transcribió la partitura para orquesta. Sin embargo, la versión pianística no aparece citada en el catálogo de Rajmaninov.
En contra de lo que pudiera pensarse, no se trata de una obra chispeante y extrovertida de principio a fin. Por el contrario, la primera mitad del Capricho bohemio (y un poco más) transcurre en un tempo lento y un estado de ánimo contemplativo, con importantes solos para la flauta, el clarinete y el violoncello. Es más tarde cuando la obra adquiere su carácter festivo y auténticamente rapsódico.
El propio Rajmaninov se encargó de dirigir el estreno de su Capricho bohemio, en Moscú, el 22 de noviembre de 1894. Con el paso del tiempo, el compositor mostró un disgusto cada vez mayor con esta obra suya, llegando incluso a decir que el Capricho bohemio era la única de sus partituras que preferiría no reconocer.
Jules Massenet (1842 - 1912) Suite El Cid
Suite El Cid
El Cid no es sólo uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos, sino también una figura mítica indispensable en la cultura, la conciencia y la identidad de España. Luis Guarner, catedrático de literatura y autor de una estupenda edición bilingüe del Cantar de Mío Cid, apunta lo siguiente:
De cuantos mitos aportó el genio de nuestra literatura a la universal, es, sin duda, el del Cid el más trascendente ya que, esta vez, el héroe no es tan sólo un ente de ficción, sino la misma sublimación de nuestra realidad histórica, de la que asciende para convertirse en la figura representativa de todo un pueblo.
Y, ciertamente, el Cantar de Mío Cid es uno de los textos fundamentales de la lengua castellana, la de antes y la de ahora. Porque a eso se refiere el carácter bilingüe de la edición realizada por Luis Guarner: ofrece al lector el texto original en castellano medieval y, a la vez, en una sobria adaptación al castellano moderno. El Cantar de Mío Cid cuenta, en el mejor estilo épico, las aventuras y desventuras de Don Rodrigo Díaz de Vivar, mejor conocido como el Cid Campeador. Reyes, príncipes, nobles, vasallos, damas, guerreros árabes, forman el reparto de este fascinante texto cuya lectura permite comprender por qué la figura del Cid es tan cara al espíritu español: por ser el símbolo de una de las gestas fundamentales de la historia de España, la Reconquista. En el Cid Campeador, todo español ve lo mejor de las heroicas, agotadoras jornadas a través de las cuales España fue rescatada de manos de los árabes y vuelta a manos hispanas. Era de esperarse que una figura de tal relevancia mítica e histórica se convirtiera en inspiración de obras de arte de todo tipo. Los músicos, en particular, abordaron la figura de Don Rodrigo para aproximarse a ella desde diversos puntos de vista. Es preciso recordar en este sentido que en el Cantar de Mío Cid está siempre muy presente la figura de Doña Jimena, su mujer, presencia que ha dado lugar a algunas aproximaciones al tema más románticas que lo estrictamente indispensable. Tal es el caso de la ópera El Cid del compositor francés Jules Massenet. Una vez más, se trata de un compositor francés intentando recrear el mundo español en una obra suya.
La ópera de Massenet está construida en cuatro actos y diez cuadros, sobre un libreto de Adolphe d’Ennery, Louis Gallet y Edouard Blau. A su vez, estos tres caballeros basaron su libreto en el drama titulado El Cid escrito por Pierre Corneille hacia 1637. Es interesante recordar que Corneille escribió esta obra bajo el mecenazgo del notorio cardenal Richelieu y que la puesta en escena de El Cid causó un cierto revuelo, en parte por la novedad de su estructura dramática y en parte porque Corneille exigió una mayor participación en las ganancias generadas por su obra. Incluso, la polémica debió ser aclarada con la publicación de un texto titulado Sentimientos de la academia Francesa sobre El Cid.
En el libreto de d’Ennery, Gallet y Blau se narra la historia de Don Rodrigo quien, para lavar una afrenta en contra de su padre, mata a Don Gormas, padre de su prometida Jimena. Ella pide al rey que castigue a Don Rodrigo y vengue la muerte de su padre, pero como Rodrigo debe partir a luchar contra los moros, el castigo es pospuesto. Rodrigo vuelve victorioso y es aclamado como El Cid. Entonces, el rey debe hacer justicia por la muerte de Don Gormas, y pide a Jimena que ella misma dicte la sentencia. Conmovida, Jimena perdona a Rodrigo; él, sin embargo, tiene aún sentimientos de culpa y trata de quitarse la vida. Jimena lo impide y, al fin, surge el amor entre ellos. El Cid fue estrenada en la Ópera de París el 30 de noviembre de 1885, y desde entonces se ha dicho que Massenet había caído bajo el influjo de Giuseppe Verdi (1813-1901) al escribir esta ópera. El siempre interesante Diccionario Oxford de la Ópera informa que fueron escritas varias otras óperas en las que El Cid es el personaje central. ¿Sus autores? Stuck, Leo, Sacchini, Piccini, Bianchi, Paisiello, Roesler, Farinelli, Aiblinger, Savi, Paccini, Neeb, Cornelius, Boehme. ¿Reconoce usted, lector, a algún compositor español en esta lista? Seguramente no, porque no los hay, y ello no deja de ser extraño. Si se considera quiénes son los compositores enumerados, es claro que todas esas óperas escritas sobre la figura de El Cid son meras curiosidades históricas de mediana calidad y escaso interés. Esto pudo haber cambiado cuando, en 1890, Claude Debussy (1862-1918) abordó la composición de una ópera titulada Rodrigo y Jimena. La obra, por desgracia, quedó inconclusa, de manera que estrictamente no existe todavía una gran ópera sobre Don Rodrigo Díaz de Vivar, Mío Cid.
En cuanto a Massenet, no pudo sustraerse a la añeja costumbre de incluir música de ballet en una ópera, y en El Cid lo hizo a partir de lo que pudieran llamarse piezas características, intentando plasmar en una serie de danzas algunos de los sabores sonoros regionales de España: Castellana, Andaluza, Aragonesa, Navarra, Catalana, Madrileña...
¿Qué tan española resultó finalmente la música francesa que Massenet compuso para El Cid? Tan española, o no, como la creada por Georges Bizet (1838-1875) en Carmen, o la de la rapsodia España de Emmanuel Chabrier (1841-1894), o la de la Rapsodia española de Maurice Ravel (1875-1937), etc. etc. De última hora: Cid es una palabra de origen árabe que quiere decir señor. Es decir, que fueron los mismos árabes, sus acérrimos enemigos, quienes honraron el valor y la gallardía de Don Rodrigo Díaz de Vivar, en un gesto de indudable nobleza.
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Eduardo Álvarez
Director(a)
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Eduardo Álvarez
Director(a)
Acordeonista, violinista y director de orquesta. Es en la actualidad uno de los directores de orquesta mexicanos más destacados de su generación. Su vida musical inicia en 1965 cuando ingresa a la ahora Facultad de Música de la UNAM, en México, donde estudió la carrera de Acordeonista Concertista, en 1971 ingresa al Conservatorio Nacional de Música donde estudió las carreras de Violinista Concertista con Roberto Vaska y Dirección Orquestal con Francisco Savín+ y Efrem Kurtz. En 1982 continúa sus estudios de dirección orquestal en la Accademia Chigiana en Siena, Italia, en donde estudió bajo la tutela del Maestro Franco Ferrara.Gracias a su gran desempeño musical fue concertino de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio y de la Orquesta de Cámara, primer violín del Cuarteto de Cuerdas del Conservatorio.
Desde los 20 años de edad fundó y colaboró en la fundación de diversas agrupaciones como: Sociedad Coral del Conservatorio, coro “Axis Mundi”, Orquesta de Cámara del CENETI, Orquesta de Cámara del Conjunto Cultural Ollin Yoliztli, la “Academia de Música del Palacio de Minería”, la Orquesta Sinfónica de Minería en donde fungió como violinista, sub director musical y gerente general, a invitación expresa del Mtro. Jorge Velazco.
En 1980 es invitado a formar parte de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México como asistente de los segundos violines, en donde trabaja con grandes directores y solistas como Leonard Bernstein, Efrem Kurtz, Isaac Karabachevsky, Emil Tchajarov, Ruggiero Ricci, Isaac Stern y Henry Szeryng.
En 1987 funda la Sociedad Filarmónica de Conciertos, primera orquesta en la historia de México en ser patrocinada exclusivamente por la iniciativa privada, grabando más discos que cualquier otra orquesta y siendo la pionera en grabación digital en Latinoamérica.
Como catedrático fue maestro de violín en la Escuela de Iniciación y en la Escuela de Perfeccionamiento, ambas pertenecientes al Conjunto Cultural Ollin Yoliztli (CCOY), también fue maestro de violín en la Escuela de Música de la Universidad Americana de Acapulco y Escuela Estatal de Música Margarito Damián Vargas, actualmente es catedrático del Conservatorio Nacional de Música, la máxima casa de estudios musicales en México impartiendo la Maestría en Dirección Orquestal y Coral en Interpretación Mexicana que por vez primera en la historia del conservatorio se integra a sus planes de estudio y en este año logró reincorporar la Licenciatura en Dirección Orquestal.
En 1994 el Gobierno de la Ciudad de México lo premian con la Medalla al Mérito por su sobresaliente labor en la educación musical de la juventud mexicana. En 1997 en conjunto con el Mtro. Fernando Lozano fundaron la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. En 1998 es invitado por el Gobernador del Estado de Guerrero, para fundar la Orquesta Filarmónica de Acapulco y la Escuela Estatal de Música “Margarito Damián Vargas”. En 2004 por su ardua labor al frente de la Orquesta fue galardonado con el Premio civil Cultura y Artes “Ignacio Manuel Altamirano” , la más alta condecoración que el Estado otorga.En el 2019 recibe la presea"Gaviota Maricela Lara" en los Premios Internacionales Gaviota A.C. Ese mismo año es distinguido como uno de los "30 mejores Profesionales del Año” por Musical America Worldwide. En 2023 es reconocido por el Gobierno del Estado como “Director Emérito”, por ser uno de los directores mexicanos que se ha mantenido al frente de una institución por más de 20 años.
El Maestro Álvarez ha colaborado como instrumentista y director con más de 70 Orquestas en el mundo, siendo director huésped en numerosas ocasiones de distintas orquestas y se ha presentado en diversos escenarios y prestigiosas salas de concierto a nivel mundial así como innumerables artistas han colaborado bajo su batuta. Dentro de sus presentaciones más emblemáticas se encuentran: gira por Europa con el espectacular show de Ópera “Viva Verdi”, gira internacional en Israel con la Sinfónica de Haifa y en Italia con la Orquesta Sinfónica de Roma, en Portugal se presentó con la Orquesta Clásica del Sur, para conmemorar el 150 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas México-Portugal, con la OSUAEH y la OFA, presentó dos magnos conciertos juntando a sus 2 orquestas a cargo con más de 170 músicos en escena, teniendo como solista al armonicista italiano Gianluca Littera.
Su discografía incluye grabaciones con la Sociedad Filarmónica de Conciertos, Filarmónica de la Ciudad de México y Filarmónica de Acapulco. Realizó más de 35 álbumes, todos ellos digitales, que incluyen Música Sinfónica, Música Coral y repertorio Folklórico de toda la República Mexicana.
Actualmente con más de 40 años de carrera musical, continúa su valiosa labor al frente ahora de la Orquesta del Conservatorio Nacional de Música; esto sin dejar de atender las continuas invitaciones que recibe para dirigir diversas instituciones sinfónicas en México y en el extranjero.
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