Roussel, Albert - Sinfonía no. 3 en sol menor, op. 42

Albert Rousell (1869 - 1937)

Sinfonía no. 3 en sol menor, op. 42

Allegro vivo
Adagio – Andante – Adagio molto
Vivace
Allegro con spirito

La estimable producción orquestal de Albert Roussel incluye un preludio sinfónico, un bosquejo sinfónico, una suite, un poema sinfónico, una sinfonietta, un concierto para piano, un concierto para pequeña orquesta, una Rapsodia flamenca, Evocaciones, un concertino para violoncello, una Pequeña suite, una marcha nupcial y una obra para banda militar. Como hitos importantes al interior de la producción orquestal de Roussel se encuentran sus cuatro sinfonías:

• Sinfonía No. 1, El poema del bosque ,1904-1906
• Sinfonía No. 2, 1919-1921
• Sinfonía No. 3, 1929-1930
• Sinfonía No. 4, 1934

Hacia la mitad de la década de los 1920s, Roussel dio comienzo a la etapa neoclásica de su producción, de la que suele decirse que fue el último paso en su evolución como compositor. A este período neoclásico pertenecen, entre otras obras, la Tercera y la Cuarta sinfonías. En un texto sobre la música de Roussel, el especialista Basil Deane afirma que si en sus obras sinfónicas anteriores Roussel había utilizado un procedimiento de relaciones cíclicas entre los movimientos (a la manera, por ejemplo, de César Franck, 1822-1890), esas relaciones tendieron a desparecer en las obras de este nuevo período, aunque aún es posible percibirlas sutilmente en la Tercera sinfonía. De manera más específica, Deane anota que la estructura utilizada por Roussel en la Sinfonía No. 3 es básicamente tradicional: sus movimientos externos están concebidos respectivamente como forma sonata y forma rondó, mientras que los movimientos internos son formas ternarias con un clímax central. Basil Deane señala también que, si bien esta tendencia neoclásica alejó a Roussel de la práctica del contrapunto, el movimiento lento de la Tercera sinfonía es un buen ejemplo de textura puramente contrapuntística.

El primer movimiento de la Sinfonía No. 3 de Roussel es un Allegro vivo que se inicia con un impulso robusto y enfático, marcado por la severa tonalidad básica de sol menor. Al interior de este estado de ánimo general, el compositor introduce algunos episodios más líricos, en los que destacan sobre todo los instrumentos de aliento. El impulso motor inicial reaparece una y otra vez para dar al movimiento una sólida unidad de expresión, y el compositor lo enfatiza en los últimos compases de este Allegro vivo. En el segundo movimiento, después de una introducción lírica a cargo de los alientos, Roussel propone un discurso cimentado en las cuerdas, de una austera expresividad. Los arcos melódicos son largos, la armonía es severa, los colores instrumentales discretos. En la parte central del movimiento, hay un Andante un poco más vivo, que por momentos ofrece ciertas características danzantes. La orquestación se hace un poco más brillante, pero la armonía permanece firmemente controlada por el compositor. La tercera sección del movimiento es análoga (mas no igual) a la primera, y hay en ella un poderoso momento climático, que conduce a un final lírico, casi romántico. El Vivace, que cumple las tradicionales funciones de un scherzo sinfónico, es un breve movimiento ligero y de carácter optimista, en el que Roussel combina diversos estados de ánimo, proponiendo sobre todo interesantes cambios en la orquestación. El movimiento final es de dimensiones y planteamiento similares al primero, pero aquí Roussel ofrece un panorama orquestal menos severo. El bullicio planteado al inicio del Allegro con spirito es contrastado, hacia la mitad del movimiento, por un episodio lírico en el que el violín y el clarinete tienen una importante participación. Este episodio guarda evidentes puntos de contacto con el final del segundo movimiento de la obra. La sección conclusiva del cuarto movimiento es aún más energética que su inicio, y la sinfonía concluye de manera brillante y extrovertida.

Si bien es cierto que en su forma esta sinfonía es plenamente clásica, su expresión contiene numerosos toques de modernidad y, entre ellos, algunas fugaces sombras del impresionismo. Por otra parte, entre quienes enfatizan sobre todo el carácter neoclásico de la obra, hay quienes son más precisos y afirman que se trata de un neoclasicismo de corte stravinskiano.

La Sinfonía No. 3 de Albert Roussel fue escrita en respuesta a un encargo de la Sinfónica de Boston como parte de las celebraciones por su cincuentenario. La obra fue estrenada en Boston el 24 de octubre de 1930 por la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Serge Koussevitzki, en presencia del compositor. Al dar a conocer su Sinfonía No. 3, Roussel afirmó que se trataba de lo mejor que había escrito hasta entonces. Esta opinión del compositor fue compartida por algunos de sus colegas; en particular, Francis Poulenc (1899-1963) afirmó: “Es maravilloso ser capaz de combinar ese espíritu primaveral con una expresión de tal madurez”.

Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti