De aquí a la veleta
Hoqetus
Sol, tolok y sombra
Jardín de noche
En el apartado dedicado a Javier Álvarez en la página web de la casa editora Peer Music se puede leer lo siguiente:
En palabras del compositor John Adams, “La música de Javier Álvarez revela la influencia de culturas populares que van más allá de nuestro propio tiempo y lugar”. Álvarez es uno de los más conocidos compositores mexicanos de su generación, y muchas de las obras de su prolífica obra con frecuencia combinan las complejidades de la tecnología musical con diversos instrumentos e influencias de música de todo el mundo.
Unos días después de su cumpleaños del 2013, que es el 8 de mayo, marqué el teléfono de Javier Álvarez en Mérida, y al responder, me dijo que se encontraba justamente dando los últimos toques a la partitura de su pieza orquestal De aquí a la veleta, que fue precisamente el motivo de mi llamada. Como postludio de nuestra grata conversación, el compositor me comentó que ni esta ni ninguna otra de sus obras es narrativa o descriptiva, sino que su intención era, como la de tantos de sus colegas, comunicar a través de su música en forma más o menos abstracta su visión del mundo. Ello no le impidió, sin embargo, incluir en sus partituras algunos elementos sonoros y/o constructivos que permitan al oyente aprehender y retener la música. Finalmente, comentó Álvarez en esa ocasión, de lo que se trata es de conmover al oyente. Antes, el compositor me ofreció algunos conceptos sobre De aquí a la veleta, el primero de los cuales se refiere al título. Más que a la veleta del gallito, que no hace más que señalar la dirección del viento, Javier Álvarez había pensado en la veleta como elemento motor de un molino de agua, imaginando esta máquina como un emblema de la creatividad y el ingenio del hombre. Y de ingenio, a ingeniero, y al hecho de que la Orquesta Sinfónica de Minería, institución que le encargó la obra, se fundó como la orquesta de los ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México. Decía el compositor:
La veleta, un tipo de molino de agua emblemático de la península de Yucatán es una tecnología muy sencilla y muy eficiente, y para mí es un símbolo de buena ingeniería y de todo lo que ello representa. El título de mi obra es una metáfora de la distancia creativa que separa al momento de la idea original de aquel de su realización final. En otras palabras, me refiero al camino de análisis, imaginación y síntesis que el compositor o el ingeniero recorre para llegar a una solución que se transforma, como por arte de magia, en una obra musical o en un artefacto maravilloso como la veleta. Mi obra es en un solo movimiento que se toca sin interrupción, y aunque estrictamente se divide en cinco secciones, en realidad fluye en tres, señaladas en la partitura con sus respectivos subtítulos. Lo que hice fue crear un pequeño motivo que es el germen de la obra que, como hilo conductor, se hilvana para crecer hasta convertirse en una melodía que invade toda la pieza. La primera parte se titula Hoquetus, y se desarrolla bajo esta forma. La segunda parte es Sol, tolok y sombra, y se trata de una sección tranquila y resplandeciente debido a la armonía modal y pentatónica que ahí utilizo. La última sección se llama Jardín de noche, en donde la música retoma su intensidad hasta la culminación de la obra.
Como detalles particulares de trabajo compositivo, Javier Álvarez comentaba que en la primera sección de la obra los instrumentos de cuerda tienen la indicación de tocar alla chitarra, es decir, al estilo de una guitarra, utilizando plectros para ello. (Un plectro es lo que en el argot de los guitarristas aficionados llamamos “uña”). Al inicio de Jardín de noche el compositor logra sonoridades particularmente sugestivas con el empleo de los güiros y las cuerdas tocando detrás del puente de manera rítmica y percusiva. Por lo demás, estos pasajes en los que Álvarez requiere que los instrumentistas de la orquesta hagan uso de algunas de las técnicas de ejecución alternativas, son característicos de los lenguajes de la música contemporánea. En De aquí a la veleta, el empleo de estas técnicas de ejecución extendidas no es un simple adorno sonoro, sino que forma parte integral de la concepción total de la obra. Para mayor claridad, comprensión y disfrute de esta obra orquestal de Javier Álvarez, se hacen indispensables un par de aclaraciones sobre los títulos de sus movimientos:
1.- Un hoquetus es un recurso medieval de composición en el cual una melodía se divide entre dos (a veces tres) voces contrapuntísticas. Mientras una suena, la otra está en silencio, produciendo una rápida alternancia de notas o grupos de notas que provoca la impresión de que la línea melódica brinca de una voz a otra.
2.- Un tolok es una iguana grande y oscura, especie con la que Javier Álvarez se encontraba con frecuencia allá en la cálida Península de Yucatán, donde pasó los últimos años de su vida.
La Orquesta Sinfónica de Minería, dirigida por José Areán, estrenó De aquí a la veleta el 27 de julio de 2013 en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México, en el marco de la celebración de sus 35 años de existencia.