Revueltas - Ponce - Mendelssohn
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado, 30 de abril, 18:00 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
CARLOS RIAZUELO, director
DANIEL OLMOS, guitarra
Silvestre Revueltas (1899-1940)
Homenaje a Federico García Lorca
Homenaje a Federico García Lorca
De la consulta de diversos textos históricos y enciclopédicos surge una descripción invariablemente triste de la muerte de un gran artista. Al estallar la guerra civil española en 1936, el poeta granadino Federico García Lorca se hallaba en proceso de terminar La casa de Bernarda Alba, una de sus obras mayores. Gente cercana, que le quería y le admiraba, lo invitó a refugiarse en México, pero él prefirió permanecer en su tierra. Acogido a la hospitalidad de amigos que querían protegerlo de las hordas de fanáticos, una tarde fue sacado de la casa por un grupo de hombres armados, y asesinado en su ciudad natal el 19 de agosto de 1936. Ese día, España perdió a una de sus grandes voces, y el mundo perdió a un artista que supo, como pocos, transformar con voz propia las más profundas raíces de su pueblo, el pueblo andaluz.
Al margen del luto colectivo y oficial, la muerte de García Lorca dejó una huella íntima, profunda y triste en Silvestre Revueltas, cuya admiración por el poeta era bien conocida. De esa tristeza larga surgió la creación del Homenaje a Federico García Lorca, una de las obras orquestales más importantes de Revueltas. Entre las muchas cosas que se han dicho y escrito sobre Revueltas y García Lorca, y sobre la obra misma, existe un fascinante texto de Juan Marinello, algunos de cuyos fragmentos cito a continuación:
Sentía Silvestre una profunda admiración por Federico, del que gustaba recordar con frecuencia los versos mejores. Poemas suyos le inspiraron sus Siete canciones, en que se hermanan gozosamente sus trasmundos. Había en ello una razón primordial: uno y otro, el músico y el poeta, eran hijos fieles y privilegiados de sus pueblos y dueños de un don, de un garbo libérrimo hecho de lealtades y sorpresas: los dos ponían el oído en la calle y en el campo y echaban a andar por caminos recónditos los humores sorprendidos. Por otro lado, y sin olvidar las diferencias abismales entre lo andaluz y lo mexicano, misterios de distinta voz, ha de medirse lo que es el cauce del idioma y el estar a todo, ventura y riesgo, que acerca el corrido al romance. Son opuestos en muchos sentidos lo gitano y lo charro pero en uno y otro campo relucen, muerte y vida, el acero y la flor. Por algunas semanas vivió Revueltas en una alucinación meditabunda, inmerso en el ámbito lírico de Federico, al que la muerte absurda ofrecía una profunda luz. Obsedía al músico el hecho monstruoso, y de tanta sustancia inquietante y turbadora, de aquella fuente tan rica de clamores seculares y futuros, cegada por un tajo de ancestral barbarie. ¿Cómo podía haber ocurrido aquello? ¿Cómo podía quebrarse de un solo golpe el vaso milagroso en que esperaban la señal mil criaturas obstinadas y relucientes? Antes de pasar a la orquesta, me adelantó Silvestre momentos de su llanto viril y desolado. Al comienzo dio a su obra un lindo título lorquiano: Llanto por García Lorca. Después, equivocándose, le cambió el nombre. En su voz física se traslucía mejor que en su música el tamaño de su conmoción; pero entonces y después, el temblor primero y en la traducción certera, se descubre la claridad atormentada en que se encuentran dos espíritus hermanos y diversos. Cada vez que oigo el lamento de Silvestre a la muerte de Federico se me hace más afilado, más heridor, el relieve de su mensaje. No hay dudas de que sólo el pueblo puede engendrar este grito contenido, este desgarramiento de viejas raíces destrozadas; pero sólo una sensibilidad de suprema jerarquía puede alumbrarnos este tesoro soterrado.
La obra a la que Marinello se refiere en este poético texto es, en efecto, una conmovedora pieza luctuosa, pensada y realizada por Revueltas bajo una visión típicamente mexicana de la muerte. Una solitaria y áspera trompeta llama al luto, y como respuesta obtiene un sabroso baile encabezado por el flautín y lleno de los sonidos de charanga tan típicos de la música de Revueltas. Las trompetas con sordina juegan aquí un papel prominente. Para la sección central de la obra, el duelo propiamente dicho, vuelve la llamada inicial de la trompeta, que se prolonga en una melopea protagónica de una marcha fúnebre. Y para finalizar, Revueltas ofrece a su querido García Lorca un son, bailable y lúdico, pero con un trasfondo de evidente tristeza, lleno de reminiscencias de las bandas populares.
Si alguien se pregunta qué hacen un baile y un son como protagonistas de una música luctuosa, puede hallar la respuesta con una simple mirada a la añeja tradición funeraria mexicana. No hace falta profundizar mucho para comprender cabalmente que el Homenaje a Federico García Lorca es una expresión de duelo netamente popular, perfectamente congruente con la ambivalente actitud que los mexicanos tenemos hacia la muerte. En este sentido, no es difícil establecer un cercano paralelo entre el Homenaje a Federico García Lorca y las calaveras de José Guadalupe Posada. Las miradas socarronas de esas calaveras nos recuerdan que en nuestra cultura popular los velorios son momentos de duelo, sí, pero también son momentos de intercambio social en los que la rememoración del muerto suele transformarse paulatinamente en una celebración por la vida. En este sentido, siguiendo a Marinello, la música fúnebre compuesta por el charro para conmemorar al gitano rebasa ampliamente su dedicatoria individual para convertirse en una expresión muy significativa de nuestra peculiar relación con la muerte y con los muertos.
El Homenaje a Federico García Lorca fue estrenado en el Palacio de Bellas Artes el 14 de noviembre de 1936, en un acto auspiciado conjuntamente por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, el Frente Popular Español y la Juventud Comunista de México. En esa ocasión, la pieza fue presentada con el título provisional de Tres piezas para diez instrumentos. En 1949, el Homenaje a Federico García Lorca fue puesto en escena como ballet, con coreografía de Waldeen.
Baile
Duelo
Son
Concierto del sur para guitarra y orquesta
Concierto del sur para guitarra y orquesta
A lo largo de un par de años de buscar, registrar y clasificar discos con obras mexicanas, en un intento de hacer una discografía de nuestra música de concierto, me he encontrado con el hecho de que, por mucho, el compositor mexicano más grabado es Manuel M. Ponce. A este respecto, dos observaciones son importantes: por una parte, existe en esa discografía de Ponce un número notable de discos grabados en el extranjero, y por la otra, la gran mayoría de lo que se ha grabado de Ponce, sobre todo fuera de nuestras fronteras, es su música para guitarra. A esto hay que añadir que el catálogo musical de Ponce es abundante en piezas para guitarra, y tenemos así todos los datos para declarar que la figura del gran guitarrista español Andrés Segovia fue de capital importancia en el desarrollo profesional del compositor mexicano. Originario de Linares, Segovia fue básicamente autodidacta, y en sus años formativos recibió una fuerte influencia del estilo flamenco de tocar la guitarra. Debutó profesionalmente en 1909, a los 16 años de edad, y a partir de ese momento su carrera fue una de las más notables historias de éxito en el mundo de la interpretación musical en el siglo XX. Si bien hoy recordamos a Segovia como el gran guitarrista que fue, es necesario recordarlo también como un gran impulsor del renacimiento de la guitarra como instrumento de concierto. A sus recitales, grabaciones y clases magisteriales, Segovia añadió importantes labores en el ámbito de la guitarra moderna, principalmente a través de sus muchas transcripciones de obras concebidas originalmente para otros instrumentos, y a través de los encargos que hizo a diversos compositores que, gracias a él, contribuyeron a ampliar el repertorio de la guitarra concertante. Entre ellos es posible mencionar a Joaquín Turina (1882-1949), Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968), Federico Moreno Torroba (1891-1982), Heitor Villa-Lobos (1887-1959), Alexandre Tansman (1897-1986) y Manuel M. Ponce.
Segovia y Ponce se conocieron en París hacia 1926, y el guitarrista español sembró en el compositor mexicano la idea de componer un concierto para guitarra y orquesta. El propio Segovia dejó un testimonio del proceso de creación del Concierto del sur:
Desde la primavera de 1926, los temas principales de esta obra ya germinaban en el espíritu de Ponce, pero las circunstancias de mi vida errante, que nos separaron por largos años, le impidieron continuarla y llevarla a su fin. La obra esperó hasta que, venciendo miedos y dudas sobre la factibilidad de escribir para guitarra con acompañamiento orquestal, Mario Castelnuovo-Tedesco se adelantó a Ponce, completando su hermoso Concierto en re mayor. El mismo Ponce dirigió la orquesta cuando toqué el concierto de Castelnuovo-Tedesco en México, y esa inolvidable experiencia fue justo el aliciente que el compositor mexicano necesitaba para exhumar y revivir sus temas y trabajar en ellos con ardor. Cuando llegué a mi casa en Montevideo unas semanas después, me esperaban ya los primeros frutos de su labor. Con esa admirable paciencia que ennoblecía todas sus empresas, ya fueran mecánicas o espirituales, Ponce escribió el concierto en el mejor papel aéreo y me lo envió, una sección tras otra, para su prueba final en la indomable guitarra.
Es claro que el Concierto del sur pasó bien esa prueba final, porque desde su estreno mismo tuvo una buena aceptación, no sólo en el ámbito musical mexicano, sino también en el extranjero. El musicólogo Nicolas Slonimsky se refirió al Concierto del sur diciendo que era una mezcla de inspiración nativa y armonías impresionistas. Respecto a este comentario de Slonimsky, recordemos que Ponce estuvo cerca del pensamiento musical francés de principios del siglo XX, cultivando al mismo tiempo su amistad con Paul Dukas (1865-1935) y su gran admiración por Claude Debussy (1862-1918).
Más específicamente, el Concierto del sur tiende a centrar sus referencias en la música española, a través de giros y sugerencias muy afines al sonido árabe-andaluz. Para más señas, el inicio del concierto está moldeado claramente sobre el patrón rítmico de la sevillana, y a lo largo de toda la obra están presentes algunos elementos que pudieran remitirnos al barroco español, todo ello matizado aquí y allá con toques muy mexicanos.
El Concierto del sur fue estrenado por Andrés Segovia en Montevideo, el 14 de octubre de 1941, con el compositor dirigiendo la orquesta.
Allegretto
Andante
Allegro moderato e festivo
Sinfonía No. 3 en la menor, Op. 56, Escocesa
Sinfonía No. 3 en la menor, Op. 56, Escocesa
Si hemos de creer en el añejo adagio que dice que los viajes ilustran, sin duda entre los beneficiarios más notables de ello a lo largo de la historia están los músicos. Los catálogos de numerosos compositores de todas las épocas y todas las latitudes están llenos de obras inspiradas por el conocimiento (o imaginación) de tierras lejanas, exóticas y ajenas. En este sentido se impone repetir la referencia a la gran cantidad de música española compuesta por músicos franceses que viajaron (real o figuradamente) al vecino país. Olvidemos, sin embargo, este lugar común, y busquemos otras músicas que demuestran que, en efecto, los viajes ilustran. ¿Será suficiente una docena de ejemplos? Veamos...
- Antonin Dvorák, bohemio: Cuarteto americano
- Mikhail Glinka, ruso: Jota aragonesa
- Johann Sebastian Bach, alemán: Concierto italiano
- Vaclav Pichl, bohemio: Sinfonía Marte
- Piotr Chaikovski, ruso: Sinfonía polaca
- Franz Joseph Haydn, austríaco: Sinfonía Oxford
- Héctor Berlioz, francés: El carnaval romano
- Ludwig van Beethoven, alemán: Las ruinas de Atenas
- Aaron Copland, estadunidense: El Salón México
- Nikolai Rimski-Korsakov, ruso: Capricho español
- Gustav Holst, inglés: Suite japonesa
- François Adrien Boïeldieu, francés: El califa de Bagdad
Esta lista podría alargarse interminablemente, pero doce referencias son más que útiles para nuestros fines. Sólo falta aclarar que, en algunos de estos casos, los compositores viajaron al lugar en que se inspira la música, mientras que en otros la inspiración fue indirecta. Cabe suponer, en todo caso, que el caballero Pichl no tuvo oportunidad de viajar a Marte para obtener la inspiración necesaria.
En el caso particular de la sinfonía que hoy nos ocupa podemos decir que Félix Mendelssohn era bastante aficionado a los viajes; una breve mirada a su biografía nos habla de algunos de los lugares que conoció fuera de Alemania. Entre ellos, París, Londres, Escocia, Italia, Suiza. El impacto de estos viajes en su sensibilidad puede detectarse directamente en algunas de sus obras, entre las cuales pueden ser citadas la obertura Las Hébridas, también conocida como La gruta de Fingal, su Tercera sinfonía, Escocesa, y su Cuarta sinfonía, Italiana. Resulta que además de buen viajero, Mendelssohn era un buen corresponsal, y gracias a algunas de sus cartas nos hemos podido enterar del efecto que le produjo su viaje por Escocia. Desde Edimburgo, Mendelssohn escribía:
Todo aquí se ve muy austero y robusto, envuelto a medias en una capa de bruma o niebla. Muchos escoceses salieron de la iglesia con sus trajes tradicionales, guiando a sus novias vestidas de domingo, mirando al mundo con miradas magníficas e importantes. Con largas barbas rojas, sus faldas de tartán, sus boinas y plumas, con las rodillas al aire y sus gaitas en la mano, pasaron en silencio por el gris castillo en ruinas donde la reina María Estuardo vivió en el esplendor. ¿Qué más puedo decir? Tiempo y espacio se acaban, y todo debe terminar con este estribillo: ¡Qué amable es la gente de Edimburgo, y cuán generoso es el buen Dios!
Más generoso aún fue el mismo Mendelssohn, quien en su correspondencia no sólo nos dejó buenas descripciones de Escocia y otros lugares, sino que nos hizo el favor de darnos datos específicos sobre la creación de su Sinfonía Escocesa. El 30 de julio de 1829 el compositor escribió esto:
Fuimos, al atardecer, al palacio de Holyrood donde vivió y amó la reina María. Hay un pequeño cuarto al que se llega por una escalera de caracol. Por ahí es por donde subieron y hallaron a Rizzio en el cuartito, lo sacaron arrastrando y, tres habitaciones más allá, en un oscuro rincón, lo mataron. La capilla adjunta ya no tiene techo y la hierba y la hiedra crecen en ella. Ante su estropeado altar, María fue coronada reina de Escocia. Todo está arruinado y lleno de moho, y se filtra la luz del sol. Creo que hoy hallé aquí el inicio de mi Sinfonía Escocesa.
A pesar de haber hallado en Holyrood la inspiración musical, Mendelssohn tardó un buen tiempo en terminar la sinfonía. El mismo día que escribió la carta citada, anotó los primeros compases del primer movimiento. Al año siguiente el compositor trabajó en la Escocesa durante el viaje a Italia que le inspiró la Sinfonía Italiana. Sin embargo, habrían de pasar doce años antes de que la partitura estuviera terminada. El día 20 de enero de 1842 Mendelssohn puso el toque final a su Sinfonía Escocesa en Berlín, y seis semanas más tarde él mismo dirigió el estreno de la obra con la famosa Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. En cuanto al posible contenido de material musical escocés de esta sinfonía, hay que decir que es dudoso. Se sabe que Mendelssohn no tenía inclinaciones hacia la expresión nacional en la música, y aunque el segundo movimiento de esta sinfonía parece tener un tema derivado de una antigua pieza para gaita, la verdad es que esta obra es tan alemana como la Sinfonía Italiana, compuesta por Mendelssohn en 1833. De hecho, al compositor Robert Schumann (1810-1856) le parecía que la Escocesa sonaba italiana, lo cual prueba que Mendelssohn no era un simple imitador de tonadas populares, sino un compositor con los ojos y los oídos bien abiertos a sus experiencias de viaje.
Andante con motto-Allegro un poco agitato
Vivace non troppo
Adagio
Allegro vivacissimo
Carlos Riazuelo
Director(a)
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Carlos Riazuelo
Director(a)
Está establecido como uno de los más destacados directores de Latinoamérica, acreedor de amplio reconocimiento crítico por sus notables interpretaciones del repertorio más variado. Nacido en Puerto Cabello, Venezuela, hijo de inmigrantes españoles, se inicia en la música con su padre, Angel Riazuelo, y realiza la mayoría de sus estudios de música en Caracas, con profesores de la talla de Angel Sauce, Juan Bautista Plaza, Emil Friedman, Mario García, Olaf Ilzins, Alberto Flamini y José Francisco del Castillo, entre otros. Su primer nombramiento como Director es a los 23 años, al frente de la Orquesta de Cámara de la Universidad de Carabobo. Después de asistir a varios cursos de Dirección Orquestal dictados por Franco Ferrara en Siena y Venecia, y George Hurst en Canford, Inglaterra, culmina sus estudios de perfeccionamiento en el Guildhall School of Music and Drama de Londres, recibiendo al graduarse el premio de la editorial Ricordi, otorgado por su destacado desempeño especialmente en el área de la dirección de ópera.
A su regreso de Europa, además de su trabajo en la Universidad de Carabobo, comenzó como director del Núcleo del Distrito Federal y director invitado del Núcleo de Aragua (hoy Orquesta Sinfónica de Aragua) dentro del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. En 1980, fue nombrado Director Artístico de la recién fundada Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, con la cual trabajó hasta el año 2002 en forma casi ininterrumpida, realizando una vasta labor de divulgación en todos los estratos socioeconómicos de Caracas y en los más variados escenarios, tradicionales y populares, llevándola a consolidarse como una de las mejores orquestas de Latinoamérica. Ha tenido la satisfacción de actuar con solistas de la talla de Henryk Szeryng, Janos Starker, Nicanor Zabaleta, Gyorgy Sandor, Yuri Bashmet, Kolia Blacher, Susan Starr, Joaquín Achúcarro, Michala Petri, Frans Helmerson, Agustín Dumay, Jose Feghali, Joshua Bell, Viktoria Jagling, Philip Myers, Gerard Caussée, Guillermo González, Stoika Milanova. Entre los cantantes Alfredo Kraus, Ruggero Raimondi, Samuel Ramey, Chris Merritt, Giacomo Aragall, Martine Doupouy, Susan Hinshaw, Carol Neblett, Justino Díaz, Peter Kelen, Stefka Evstatieva, Lando Bartolini, Paul Plishka, Christine Weidinger, Eugenia Grunewald, June Anderson, Dmitri Hvorostovsky.
En Venezuela es invitado frecuente de otras orquestas del país. Después de una primera experiencia con el concierto para violín de Beethoven, fue directamente escogido por el gran violinista Henryk Szeryng para acompañarle en su último concierto en Venezuela. Ha participado en varias Temporadas de Ópera en Caracas dirigiendo Tosca, Bohème, Butterfly, Traviata, Norma, Don Giovanni, Cenerentola, Dido y Eneas, Don Pasquale, Sonnambula, Capuletti y Montecchi, Elisir d'amore y Trovatore, entre otras, y ha comenzado asimismo una ascendente carrera internacional, con exitosas actuaciones en México, España, EUA, Bélgica, Italia, Alemania, Colombia, Bulgaria, Francia y Polonia.
Ha grabado discos compactos con obras de compositores venezolanos, otro con obras de Leonard Bernstein (Danzas de “West Side Story”) y Serge Prokofieff (Selecciones del ballet “Romeo y Julieta”) y uno en España con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y el famoso tenor Alfredo Kraus (Alfredo Kraus, Con el corazón). A raíz de esta grabación fue invitado nuevamente por el gran cantante para efectuar un concierto en Las Palmas, ante más de 9.000 personas, con la asistencia del Rey de España y televisado a toda la península Ibérica. Además produjo y realizó durante dos años una serie de programas divulgativos con la Sinfónica Municipal en la televisión venezolana.
Como único director latinoamericano invitado por el gran maestro mexicano Eduardo Mata, hizo su debut con gran éxito ante la Orquesta Sinfónica de Dallas. Por recomendación del maestro Kurt Masur debutó asimismo con la Orquesta Filarmónica de Jena y la Orquesta Filarmónica de Dresde. Actualmente tiene invitaciones para presentarse en Norte y Suramérica, y Europa.
Se estableció en Madrid entre 1998 y 2005, realizando presentaciones con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, el Teatro “La Zarzuela”, la Orquesta de Córdoba, la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, la Orquesta Ciudad de Málaga, la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia, además de la Orquesta de Cámara de Toulouse, en Francia, y la Orquesta de Cámara de Elche. Debutó en Madrid con la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid (21/10/2001), recibiendo la aclamación del público y de la crítica.
Entre septiembre de 2005 y mayo 2009 trabajó como Jefe de Estudios Orquestales y del Departamento de Cuerdas en la Universidad Internacional de Florida (Florida Intrernational University) en Miami. A partir de agosto de 2009 inicia una nueva etapa como Profesor de Dirección y Director de Orquestas en la reconocida universidad Louisiana State University en Baton Rouge, Louisiana, Estados Unidos de América, mientras continúa su actividad como director huésped en varios países.
Daniel Olmos
Guitarra
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Daniel Olmos
Guitarra
Daniel Olmos. Nació el 20 de mayo de 1987 en la ciudad de Morelia, México. Empezó a tocar guitarra a la edad de 4 años teniendo como maestro a su padre Raúl Olmos, a los 15 años conoce a su actual maestro, el prestigiado guitarrista argentino Víctor Pellegrini, quien influye notablemente en su técnica y visión de la música.
La actividad que él ha desarrollado durante su carrera lo ha llevado a presentarse en distintos escenarios de México, Estados Unidos, Panamá, Venezuela, Bolivia, Paraguay, España, Francia, Italia, Inglaterra, Austria, Suiza, Alemania, Bélgica y República Checa recibiendo siempre buenas críticas de la comunidad guitarrística internacional.
Cuenta con los siguientes premios:
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Primer Lugar por decisión unánime en el XV Concurso Internacional de Guitarra “Alirio Díaz” Carora, Venezuela
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Primer Lugar por decisión unánime y Premio del Público en el VI Certamen Internacional de Guitarra “Luys Milán “ Valencia, España.
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Primer Lugar del concurso nacional de Chihuahua, México.
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Primer Lugar del concurso nacional de Culiacán, Sinaloa, México.
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Primer Lugar del concurso de interpretación del Conservatorio de las rosas,
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Primer Lugar del concurso nacional “Virtuosismo Guitarrístico” Morelia, México.
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Segundo Lugar en el “Concurso internacional de guitarra de Culiacán”, México.
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Segundo Lugar en el concurso nacional de guitarra de Saltillo, México.
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Tercer Lugar en el Concurso Nacional de Guitarra de Paracho, México.
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Morelia, México.
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Mención Honorífica del concurso nacional de Hermosillo, Sonora, México.
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Merito Juvenil del Ayuntamiento de Morelia, México.
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Merito Juvenil del Gobierno del Estado de Michoacán, México
Desde los 18 años ha tocado repetidamente con orquestas de México y España.
Ha impartido cursos de perfeccionamiento en España, Francia, Italia, República Checa, Estados Unidos y Bolivia, ha recibido invitaciones en varias ocasiones a ser jurado en distintas competiciones internacionales de guitarra y música de cámara en Europa, también ha sido invitado a ser sinodal en exámenes de graduación en el Conservatorio de Perpiñán, Francia.
Ha tomado clases con David Russell, Manuel Barrueco, Sergio y Odiar Assad, Álvaro Pierri y Julio Cesar Oliva entre otros.
Actualmente se desempeña como director artístico del “Festival Internacional de Guitarra de Morelia” y como director del “Circuito Michoacano de Ensambles de Guitarra”.
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