Prokofiev, Sergei - Selecciones de *Cenicienta*, op. 87

Sergei Prokofiev (1891-1953)

Selecciones de Cenicienta, op. 87

ACTO I

1 Introducción
2 Pas de chat
3 Cenicienta
5 El hada madrina
10 Gavota
12 Hada de primavera
13 Hada de verano
14 Saltamontes y libélulas
15 Hada del otoño
16 Hada de invierno

ACTO II/III

22 Danza de los caballeros
28 Mazurca
29 La llegada de Cenicienta
30 Gran vals
34 Refrescos para los invitados
35 Dúo de las hermanas
38 Medianoche
45 El despertar de Cenicienta
46 La mañana después del baile
50 Amoroso

No deja de ser un dato interesante el que dos de los compositores rusos más importantes de la primera mitad del siglo XX hayan dedicado una parte significativa de sus esfuerzos creativos a la música de escena. En efecto, esta es una de las características que comparten Igor Stravinski (1882-1971) y Sergei Prokofiev, quienes compusieron algunas de sus partituras más significativas en el ámbito de la ópera, el ballet y otros divertimentos escénico-musicales análogos. En el caso de Prokofiev, una revisión de su catálogo permite hallar, en el rubro designado como Música para el teatro, algunas de sus obras más atractivas.
Tenemos, por ejemplo, que en el campo de la ópera Prokofiev compuso Magdalena, El jugador, El amor por tres naranjas, El ángel de fuego, Semyon Kotko e Historia de un hombre real. Y en lo que se refiere al ballet, sus producciones más notables en este campo incluyen El bufón, El paso de acero, El hijo pródigo, Romeo y Julieta, La flor de piedra y La Cenicienta. Quizá sea temerario, pero no cabalmente descabellado, afirmar que en las obras arriba mencionadas pueden hallarse concentradas todas las cualidades de la música de Prokofiev, cualidades que también están presentes, bajo otros parámetros, en sus sinfonías, conciertos y diversas obras de música de cámara.
Después de haber pasado una larga temporada en el exilio, desde 1918 hasta 1932, años en que vivió en distintos puntos de Europa, Prokofiev regresó a la Unión Soviética para establecerse de nuevo en su tierra natal y, de paso, para reafirmar su estatura como un compositor importante, misma que había perdido no por falta de calidad en su trabajo sino por la tradicional política cultural de la burocracia soviética, que consistía en ignorar, minimizar y satanizar a los espíritus libres que osaban buscar horizontes profesionales y personales más allá de las fronteras de la Madre Rusia. La producción de Prokofiev en los años subsecuentes a su regreso estuvo marcada por la madurez y por el dominio pleno de su técnica y su lenguaje, y a este último período creativo de su vida pertenecen obras como El teniente Kijé, Pedro y el lobo, las Sinfonías 5, 6 y 7, el Concierto para violoncello, el Segundo concierto para violín, el Segundo cuarteto de cuerdas, la Sonata para violoncello, la Segunda sonata para violín y piano, y las cinco últimas sonatas para piano. De manera particular, a esa etapa de la producción de Prokofiev pertenecen sus tres últimas partituras para ballet: Romeo y Julieta (1936), La Cenicienta (1944) y La flor de piedra (1953).
La música para el ballet La Cenicienta Op. 87 fue escrita por Prokofiev en respuesta a una sugerencia del Ballet Kirov de Leningrado. Fue una partitura de larga gestación, creada entre 1940 y 1944, y para la cual Prokofiev trabajó sobre un libreto de Nikolai Volkov basado, naturalmente, en el viejo cuento de Charles Perrault. Fue el recrudecimiento de la Segunda Guerra Mundial el que ocasionó que el compositor interrumpiera la creación de este ballet, que fue estrenado hasta el 21 de noviembre de 1945 en el Teatro Bolshoi de Moscú, con una coreografía de Rostislav Zakharov.
Respecto a esta partitura suya para danza, Prokofiev afirmó:

Era importante para mí que La Cenicienta fuera lo más bailable posible. Por ello la compuse en la mejor tradición del ballet clásico.

El ballet completo consta de 50 números y, como suele ser la costumbre, el compositor realizó sobre la partitura original algunas suites para la sala de conciertos. En el caso de La Cenicienta, este asunto de las suites es más o menos complicado, como se verá en seguida. En 1943, Prokofiev arregló para piano diez piezas del ballet original, y esta suite lleva el número de Opus 97. Un año más tarde, el compositor aplicó el mismo tratamiento a otras seis piezas de La Cenicienta, y esta nueva suite pianística es la Opus 102. Por si ello fuera poco, Prokofiev creó además tres suites sinfónicas sobre la música original del ballet, la segunda de las cuales fue aparentemente descartada por el compositor, ya que no llegó a publicarse. Así, las versiones de concierto que hoy conocemos del ballet La Cenicienta de Prokofiev son la Suite No. 1, Op. 107, y la Suite No. 3, Op. 109, cada una de ellas compuesta por ocho piezas de la continuidad coreográfica original. La segunda suite descartada por Prokofiev lleva el número de Op. 108. Respecto a la transición entre el ballet y las suites, es importante anotar que no se trata de una simple aglomeración de piezas ya existentes; Prokofiev afirmó que al construir las suites se basó un poco en la partitura original y otro poco en las suites para piano, intentando mejorar la música original y hacerla más sinfónica, es decir, más apta para la sala de concierto que para el foso de un teatro. La Suite No. 1 de La Cenicienta fue estrenada el 12 de noviembre de 1946 en la capital soviética, y la Suite No. 2, el 3 de septiembre de 1947, en un concierto transmitido por Radio Moscú.

Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti