Haydn, Franz Joseph - Sinfonía no. 96 en Re Mayor, Hob I:96 *El Milagro*

Franz Joseph Haydn (1732-1809)

Sinfonía no. 96 en Re Mayor, Hob I:96 El Milagro

Adagio – Allegro
Andante
Menuetto. Allegretto – Trio
Finale: Vivace assai

Fue por invitación del violinista y promotor de conciertos Johann Peter Salomon que Joseph Haydn realizó su primera visita a Londres en 1791 (el año de la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart) para iniciar lo que sería una fructífera relación con su anfitrión. En los años siguientes, Haydn compuso las doce últimas sinfonías de su vasto catálogo, conocidas colectivamente como las Sinfonías Londres, para ser estrenadas en los conciertos organizados por Salomon. Escritas entre 1791 y 1795, estas sinfonías son consideradas como el logro más alto de Haydn (y de su tiempo) en el ámbito de la creación sinfónica. (Algunas fuentes musicológicas y biográficas apuntan hacia la posibilidad de que algunas de estas doce sinfonías hayan sido escritas por Haydn antes de viajar a Londres, como preparación para los conciertos de Salomon). Entre estas doce últimas sinfonías (numeradas de la 93 a la 104) se encuentran varias de las muchas que llevan un sobrenombre en el catálogo del compositor de Rohrau: La sorpresa, El milagro, Militar, El reloj, Redoble de timbal, y la última de la serie, a la que se ha designado indistintamente como Sinfonía Londres o Sinfonía Salomon. Vale la aclaración de que la mayor parte de los sobrenombres que llevan numerosas obras de Haydn (sobre todo sus sinfonías y sus cuartetos de cuerda) son póstumos y apócrifos. El sobrenombre de El milagro con que se conoce a la Sinfonía No. 96 de Haydn surge de una anécdota muy truculenta, digna de El fantasma de la ópera. Se dice que una noche de 1795 en que la obra fue interpretada bajo la dirección del compositor en el King’s Theater de Londres, el público se había arremolinado en masa en las primeras filas, casi sobre el escenario, para ver a Haydn dirigir de cerca. Así, cuando en medio de la ejecución cayó sobre la platea un enorme candelabro, no había nadie ahí y no fue necesario reportar muertos ni heridos. El sobrenombre de El milagro quedó asociado para siempre a esta sinfonía, pero no deja de ser curioso que cuando el primer biógrafo de Haydn, Albert Christoph Dies, comentó la anécdota del candelabro con el compositor, éste le contestó escuetamente: “No sé nada de eso”.
La orquestación planteada por Haydn para esta sinfonía incluye dos flautas, dos oboes, dos fagotes, dos cornos, dos trompetas timbales y cuerdas. Es interesante notar, por comparación, que los clarinetes no aparecen en la producción sinfónica de Haydn sino a partir de la Sinfonía No. 99, y están presentes (siempre en pareja) en todas las sinfonías posteriores, excepción hecha de la Sinfonía No. 102. La Sinfonía No. 96 de Haydn fue estrenada en Londres en 1791, probablemente el día 11 de marzo, según las investigaciones del musicólogo H. C. Robbins Landon. Este dato cronológico es interesante porque la fecha coincide con el día de inicio de la primera temporada de conciertos con obras de Haydn producida por el empresario y promotor Salomon. Este concierto inaugural, como casi todos los de la serie, se realizó en la sede conocida como Hanover Square Concert Rooms. El propio Haydn dio noticia, en su diario personal, del éxito con que fue recibida su Sinfonía No. 96 la noche de su estreno:

En el primer concierto de Mr. Salomon, causé furor con una nueva sinfonía, y fue necesario repetir el Adagio, cosa que nunca antes había ocurrido en Londres. No es usual escuchar tal cosa de los labios de un inglés.

Ese Adagio que tanto gustó a los ingleses presenta una característica muy atractiva. Hacia las últimas páginas del movimiento, Haydn escribió un episodio que parece una cadenza escrita, en la que varios instrumentos tienen breves partes solistas. En este sentido, esta sección del movimiento lento de la Sinfonía No. 96 parecería pertenecer a una sinfonía concertante. Como en muchas otras sinfonías de Haydn, el Allegro inicial de la Sinfonía No. 96 va precedido por una introducción lenta y solemne, que tiene como protagonista a un interesante solo del oboe. Este instrumento vuelve a tener un papel protagónico más adelante, en el Trío del Minueto.

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